1909 - Entre los puentes de San José y el de Les Arts, existen un conjunto de calles con nombres que pueden resultar desconocidos en la actualidad, pero que a principios del siglo pasado fueron los protagonistas de un importante movimiento social. Son las calles dedicadas a Joaquín Balleter, Padre Ferrís, Mauro Guillén y al Vall de Laguar. Esta es su historia.
En 1901, una noche de otoño, estando reunidos D. Joaquín Ballester, abogado alicantino nacido en Tormos y el Padre Carlos Ferrís, jesuita, tras oír los lamentos de un pobre vecino enfermo de lepra, tomaron la firme determinación de buscar una solución al terrible problema de la lepra que asolaba las tierras levantinas. El día siguiente iniciaron los trabajos, para ello buscaron la complicidad, siempre desinteresada, de amigos y profesionales de diferentes disciplinas (médicos, abogados, arquitectos,...) poniendo en marcha un movimiento social sin precedentes en nuestra ciudad. La primera tarea fue localizar el espacio que reuniese las condiciones sanitarias señaladas por los médicos, entre los que se encontraba, como representante del Instituto Médico Valenciano, D. Mauro Guillén Comín, médico dermatólogo y leprólogo, quien fue el primer Director Médico de Fontilles. Tras infructuosas búsquedas llegaron al termino de La Vall de Laguar, en la Marina Alta, a la partida de Fontilles, un fabuloso valle con 739.000 m2, desde el que se divisa la costa de Dénia.
Año 1928
Los fundadores no querían un simple lazareto, para aislar a los enfermos, sino que se pretendió la creación de una micro ciudad que devolviese a los enfermos el respeto y la dignidad que la sociedad de la época les había negado. Se construyó una autentica polis, donde los enfermos además de recibir los cuidados y consuelos necesarios, podían desarrollar su vida social y laboral: hospital, clínica, laboratorio, residencias, talleres de carpintería o encuadernación, granja, terrenos de cultivo, teatro, iglesia… Las instalaciones se inauguran en el año 1909, y en las mismas llegaron a vivir, al mismo tiempo, más de 500 personas, entre enfermos, médicos, enfermeros, hermanas Franciscanas, jesuitas, personal de servicio…
En Fontilles, los enfermos consiguieron crearse su propia sociedad, podían trabajar, estudiar (muchos de ellos aprendieron a leer y escribir allí), disfrutaban de su tiempo libre en el cine o montaban sus propias obras de teatro, incluso tenían su propia orquesta, dirigida por D. Juan Fayos, el practicante que también vivía allí en el Valle. Con el tiempo surgieron los primeros noviazgos entre enfermos y muchos de ellos acabaron en boda celebrada en la propia Iglesia del Valle. Para ellos se habilitó un edificio denominado “Pabellón de matrimonios”, donde tenían sus propios apartamentos independientes para disfrutar de su vida en común. Muchos de los enfermos, una vez sanados, no han querido abandonar Fontilles y allí continúan sus vidas.
En la actualidad, en Fontilles se siguen atendiendo a 40 enfermos de lepra, negativizados (afortunadamente ya no existe lepra en España). Y la Asociación, sin animo de lucro, sigue luchando contra esta terrible enfermedad en otros países como la India, Brasil… Las instalaciones creadas hace más de 100 años, siguen prestando servicios socio-sanitarios como la residencia Geriátrica o el Hospital Ferris. El Valle se puede visitar, esta abierto al público, y se puede disfrutar de uno de los más bello parajes de la Comunidad Valenciana y conocer, un poco más, de nuestra historia.
Fotos y texto de Mauro Guillen
Interesantísimo reportaje y el reconocimiento para unas personas y unas instalaciones que venciendo los miedos naturales de una de las enfermedades malditas de la humanidad, contribuyeron a que esta enfermedad fuese considerada como tal , sólo una enfermedad sin las connotaciones y reparos que sólo con mencionar el nombre de la enfermedad se producía . Gracias por el texto y las fotos. Una abrazo y buen lunes , Gregorio
ResponderEliminar