Raquel y Pedro en el Estudio.- 2025.- Foto Claudia Maurino
En el número 4 de la calle Font Rotja del cosmopolita barrio de Patraix está Canoa Lab, creación y diseño gestionados por Pedro Paz y Raquel Vidal, gallego y andaluza que han convergido en Valencia, para producir y expandir arte, ahora trabajando con el metal y el barro.
Pedro se trasladó a Madrid con veintitantos años y contagiado por su compañero de piso empezó a visitar museos y galerías de arte, de tal manera que pensó que su camino estaba en las Bellas Artes. Así que estudió en Granada e hizo el máster en Valencia.
Raquel repasando una vasija.- 2025.- Foto Claudia Maurino
En cuanto a Raquel, proveniente de familia muy relacionada con el arte, con su padre músico, su madre que dedicaba el tiempo que podía al teatro, y su abuela confeccionando muñecas y pintando al óleo, me dice que con la excusa de ver los gatos iba al estudio de su abuela para disfrutar viendo, oliendo y tocando. Por ello, estudió Bellas Artes en Almería, se diplomó en Granada y junto a Pedro hizo un máster en Valencia, ciudad donde residen desde el año 2012.
Desde que nació su hijo André se compaginan en la asistencia al tallercito.
Sin estar adscritos a ningún movimiento de diseño prestan mucha a atención a los realizados por íberos, griegos y romanos, por las maravillas que hicieron con sencillas herramientas y medios.
Muestrario.- Foto Claudia Maurino
Canoa Lab “Remar hacia ninguna dirección concreta (y aún así, llegar)”. Proyecto vivo y en constante evolución.
En página web.- Foto Claudia Maurino.
“No es casual que el nombre de canoa tenga que ver con navegar a la deriva. Se trata de una embarcación primigenia dependiente de la energía humana, en la que la proa y la popa son iguales. Nos sentimos muy identificados con esa forma de no apuntar a ninguna dirección concreta. Ahora estamos convirtiendo nuestro trabajo en piezas metálicas, de cerámica y de joyería, pero no necesariamente va a ser esto siempre. ¡O sí!, No lo sabemos”.
Atienden a clientes principalmente de Europa, Estados Unidos y Corea del Sur
Texto de Esteban Gonzalo Rogel