
Antiguo Hospital General del Padre Jofré
En los ajardinados alrededores de la Biblioteca Pública de Valencia, inaugurada en 1979 en la que fue enfermería del viejo hospital de Valencia, hay tres tesoros botánicos: un algarrobo, un ciprés y un ficus, el más viejo, el más alto y el de mayor envergadura, respectivamente. Árboles en el catálogo de protegidos del OMAV con últimas dimensiones tomadas en el 2016.
Algarrobo y olivos.- 2025.- Esteban Gonzalo
El algarrobo (Ceratonia siliqua), con edad estimada en 115 años según el OMAV, es el más viejo y trasplantado desde su origen rural al lado sur de la ermita Santa Lucía, donde antes estuvo parte del edificio que albergaba la facultad de medicina. Según la última medición: 10,1 metros de altura, 2,85 m. de perímetro en su base, y su copa 13,7 metros de diámetro N-S y 12 metros E-O. Está rodeado de centenarios olivos, también trasplantados, y al parecer se está recuperando de la vitalidad que tuvo años atrás.
Viejo ciprés.- 2025.- Esteban Gonzalo
El ciprés de Cachemira (Cupressus cash meriana), plantado en un rincón entre dos brazos del crucero, tiene 78 años estimados, 22,5 metros de altura, diámetro de la copa E-O 7,8 m. y N-S 8,7 m., perímetro del tronco 1,8 m. a 1,30 de altura y de 2,9 en la base. O lo plantaron allí antes del derribo o fue trasladado.
Ficus.- 2025.- Esteban Gonzalo
En cuando al ficus macrophylia o higuera australiana, es el más joven, ya que lo plantaron en 1979, pero el de mayor desarrollo, con 30,2 metros de diámetro de la copa en sentido N-S y 29,4 m. E-O, 17,6 metros de altura, perímetro del tronco 3,18 metros a 1,30 m. de altura y de 3,4 en su base. Menos de medio siglo de vida, pero destaca grandemente por su envergadura en la calle Hospital, proporcionando sombra a los viandantes y a quienes ocupan las sillas y mesas de un cercano bar.
Raices aéreas del ficus.- 2025.- Esteban Gonzalo
Son los destacados, pero no los únicos, ya que están acompañados por olivos, palmeras datileras y canarias, tilos, pinos, un álamo, un ginkgo bilova y otros ejemplares botánicos en la amplia zona ajardinada para disfrute de los ciudadanos, existente gracias a las protestas generalizadas de entidades y asociaciones que evitaron además del derribo total de las construcciones del viejo hospital, que la Diputación, propietaria de los terrenos, las sustituyera por altos inmuebles, incluso escondiendo en los bajos de edificios el Capitulet y la ermita a Santa Lucía. La declaración estatal en el BOE del 18 de diciembre de 1963 del conjunto como Monumento Histórico Artístico, consiguió, pese a las protestas de la Diputación, que además del Capitulet, se salvaran la fachada principal del hospital, la enfermería del siglo XVI, actual Biblioteca Pública, las puertas de entrada de la facultad de medicina con sus frisos, medallones con la efigie de médicos ilustres y la estatua de Esculapio, y un amplio espacio que permitió su transformación en un jardín donde además de plantas y árboles hay restos arquitectónicos y menos de la mitad de las columnas de piedra de los edificios derribados antes de la llegada de la orden ministerial. La puerta adintelada de la iglesia del hospital luce desde 1981 en la iglesia parroquial de los Santos Juanes de Faura.
Entrada biblioteca.- 2025.- Esteban Gonzalo
Pero no todo para superficie verde en una zona de la ciudad casi carente de ella, ya que también en terrenos del viejo hospital fueron edificados: cuatro inmuebles con fachadas a las calles Guillem de Castro y Quevedo entre los años 1978 y 2007, el que alberga desde 1987 el Centro de Artesanía de la Comunidad Valenciana, otro junto al Colegio del Arte Mayor de la Seda donde hay una sede del IVAJ, y desde el 2001 el MUVIM (Museo de la Ilustración y la Modernidad) en moderno edificio donde estuvo la enfermería para el Mal de Sement, el tratamiento de enfermedades venéreas.
En cuanto a la antigua ermita de Santa Lucía, es propiedad de una congregación religiosa y quedó exenta de inmuebles y desangelada desde que derribaron los que la contorneaban por tres lados. Ello ha obligado a construir contrafuertes de protección al quedarse sin la sujeción que le daban los edificios adosados y a reparar humedades ocasionadas por el jardín.
En el jardín.- 2025.- Esteban Gonzalo
El Capitulet es el oratorio construido en 1730 para la Cofradía de Nuestra Señora de los Mártires, Inocentes y Desamparados, posteriormente Virgen de los Desamparados, cuya imagen original fue trasladada en 1605 a una capilla en la parte exterior del ábside de la Catedral y en 1667 a la Basílica recién construida como destino definitivo.
En cuanto al jardín, más de árboles que de flores, destinado principalmente para aportar oxígeno a una amplia zona urbana pobre en superficie verde, fue remodelado entre los años 2009 y 2012 para reordenar y salvaguardar elementos arquitectónicos que estaban desperdigados. Sobre ello, en un estudio realizado en febrero del 2013 el Consell València de Cultura manifestó que faltaban rótulos interpretativos destacando la importancia y antigüedad del hospital (1409-1962) y de la facultad, con eminentes médicos que estudiaron y enseñaron entre 1884 y 1949. Asimismo, que estuviera el monumento al Padre Jofré, que en el 2009 trasladaron al nuevo hospital, o una copia. Nada han hecho pese a los años transcurridos.
Soluciones realizadas por culpa de quienes debieron proteger en lugar de destruir para intentar especular.
La parte más cercana al MUVIM es lugar de acomodo y tertulia de desocupados, jubilados e indigentes, hay tramos específicos para llevar a las mascotas, otros donde los asientos invitan a hacer un alto en el camino entre árboles, un delimitado espacio con juegos para niños, y falta severidad con los incívicos que garabatean columnas y paredes, y quienes aprovechan escondidos rincones para realizar lo que no debieran.
Hay sencillos monumentos dedicados a Nicolau Primitiu, al Guerrero de Moixent y a la mar Mediterránea fecunda.
Causa extrañeza en quienes no conocieron el anterior complejo hospitalario la altura del terreno arbóreo respecto a las calzadas. Fue la solución a la falta de tierra por los cimientos donde hubo edificios. Aprovecharon el zócalo de piedra de los habidos en las calles Guillén de Castro y Hospital, y en la parte interior muretes de hormigón o gruesas planchas de hierro en sentido vertical para delimitar montículos de tierra. Con un tipo de hierro que resiste el deterioro por oxidación.
Texto de Esteban Gonzalo Rogel






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