Al solar que dejó la fábrica de fundición Primitiva Valenciana, fábrica destinada para la producción de maquinaria, sobre todo de ferrocarril, se le inició un proyecto de edificio de estilo clasicista con un gran templete central en lo alto y de once plantas, pero nunca se llevó a cabo la obra. El que sí se forjó fue el edificio Garcerán, Finca de Hierro o Finca dels Collons, como cada uno quiso llamarlo. De Garcerán por ser la familia que lo financió y construyó, de Hierro por su estructura totalmente metálica y lo de Collons por ser en Valencia, y ya se sabe lo que vulgarmente un valenciano podía expresar al salir de la estación y ver toda aquella mole a la que no estaba acostumbrado.
El hecho es que empezó a construirse en el año 1954, pero se quedó la obra paralizada con el gran armazón de hierro al llegar la riada del 57. El hierro al descubierto casi ocho años hasta que finalizó en 1962, llegando a ser la construcción más alta de la ciudad. Con 83 metros y 22 plantas con 224 viviendas.
Allí estaba, el gigante de un cuadrado casi perfecto con esquinas redondeadas en la Plaza de San Agustín y el número 1 de la calle Játiva. Las otras dos caras dan a la calle San Pablo y a la del Arzobispo Mayoral.
Texto de Amparo Zalve



 
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