1888 Ca. - A. Esplugas - Colección Diaz Prosper
La fotografía torno 1888 muestra que la torre de la Lonja todavía no tenía sus almenas y que el Mercado Nuevo ya había hecho aparición. En la Plaza del Mercado, con su suelo adoquinado y embaldosado, ya hacía tiempo que el solar que dejó el gran convento de las religiosas Dominicas de Santa María Magdalena había sido ocupado por el mercado de multitud de pequeños puestos que con el amanecer los huertanos y los artesanos exponían sus artículos para la venta. Tan solo eran unos puestos amontonados a la espera de que se creara el Mercado Nuevo.
Una fuente en el centro de la plaza les proporcionaba agua potable. Se construyeron dos galerías centrales que se sostenían sobre cuarenta columnas para cada una, y por su cabecera se cerraba por otra tercera galería, esta con ocho columnas de frente y ahí se encontraba la casa del repeso. En el repeso se atendían las reclamaciones que se producían en las compras y también los conflictos que pudieran existir en la exactitud de los pesos y medidas.
Las galerías eran estrechas y servían de pórtico para treinta y cuatro pequeñas viviendas situadas a ambos lados, con otras cuantas tiendas también en su frente, y en igual número en la parte posterior, donde se vendía carne de vaca, cerdo, ternera y carnero. La pescadería ya se encontraba fuera y se hizo algo más tarde, en 1850.
La plaza ya tenía el mercado que le correspondía, al que se le añadían muchos puestos entoldados en el exterior que hacían que la Plaza del Mercado fuera una marabunta diaria hasta que al mediodía se recogía.
Texto de Amparo Zalve
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