miércoles, 28 de mayo de 2025

EL RETRATO DE UNA CALLE: BALMES

 

Fuente: Ebay Francia - 1950 C.a.

Se trata de una fotografía costumbrista torno al año 1950. La foto en cuestión es de la que podríamos hacer una pregunta: ¿Quién llamó al retratista? Parece como que todos los personajes que aparecen estén conchabados para crear esa escena popular enclavada en el barrio de Velluters.

Por la proximidad del Mercado Central se diría que el carro tirado por un caballo bien cuidado por su dueño, a la vista está que por las vestimentas de verano que lo protegían del sol con un sombrero de paja, amo y caballo paja en la cabeza, era reclamo de una niñita a la que su madre protegía de no ser arrollada.

Había girado la calle Balmes para pasar junto a la pequeña plaza de las Escuelas Pías. A su derecha aguardaba el peluquero en su puerta de doble balda haciéndose también partícipe de la fotografía.

Suerte del retratista haber obtenido esa escena. ¿Quizás el autor de todo podría ser el organillero sin saberlo? Era la también llamada “música de carruaje” muy comunes en las calles y plazas de los años cincuenta. Generalmente operados por un carruaje interpretaban melodías populares y a menudo les acompañaba un vendedor ambulante de juguetes u otros artículos. En este caso parece que sí iba acompañado el chaval por una persona más mayor que se encuentra tras él.

¡Sorpresa! 

Si es que al final tenía yo razón con el presentimiento de que el protagonista  principal podría ser el chaval del organillo. Pero en este caso ni era organillero, ni tenía acompañante vendedor. Ni más ni menos era el mozo de la casa de transportes de al lado de la peluquería, los Transportes Balmes. ¡Con lo que pesaría ese piano y hasta donde lo llevaría! Encima nos muestra una de las tantas fuentes públicas al girar la esquina a la Plaza de las Escuelas Pías, bastante frecuentada por cierto, a la vista del agua derramada alrededor.


Un tramo del barrio de Velluters parado el el tiempo con respecto a las casas después de casi setenta y cinco años de calle.

Texto de Amparo Zalve

No hay comentarios:

Publicar un comentario