Así narraba el simpático y popular relojero Don Juan Bautista Carbonell, el decano comerciante de la calle en la que vive, la Bajada de San Francisco, alguno de sus momentos más trágicos de su historia, vividos sobre su asfalto.
“He visto cómo poco a poco ha ido cambiando nuestra calle. He conocido edificar todas las casas modernas de la calle, como el café y fonda de España y el edificio de la esquina de la calle Cotanda, donde estaba la posada de San Francisco. He visto cambiar de dueños y comercios a toda la calle; de aquellos tiempos sólo queda una sastrería, el horno, la botica y el café, aunque con distintos dueños…
Fue la Bajada de San Francisco la primera calle que se pavimentó en Valencia con asfalto, siendo presidente de la Policía Urbana don Ricardo Soriano. Los obreros encargados de colocarlo eran navarros, hubo una gran algarada y ocupó la calle la Guardia Civil, y todavía recuerdo con horror ver a dos jóvenes que, detrás de unas calderas de asfalto, tiraban piedras a los guardias, que contestaban disparando los mausers, cuyas balas atravesaron las calderas, sin herir a los que tras ellas se ocultaban….
Cierta vez propusieron en sesión del Ayuntamiento, el cambio del nombre de la Bajada de San Francisco, por el de calle de Victor Hugo; cuando se enteró de ello el vecindario, armamos tan gran protesta, que se retiró el dictamen de la orden del día…
Cuando la riada del año 1897 hubo una gran inundación, dándose el caso de que en algunas tiendas el agua llegó a metro y medio de altura, estropeando gran cantidad de género. En los tranvías de caballos, que entonces pasaban por la Bajada, entraba el agua por la plataforma, inundando el interior del coche….
He visto por dos veces hundirse todo el piso del salón del café Suizo, una vez el del dominó y a los pocos años el del mostrador, pues por debajo pasa la acequia del Valladar. En la posada de San Vicente, también ocurrió lo propio y quedó la casa al aire, siendo milagroso que no sucediese una catástrofe."
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