El escultor en su estudio
Muchas veces nos suena el nombre de una calle, o hemos pasado por ella infinidad de veces, unas veces sabemos por la nomenclatura a que se dedicaba el personaje, pero nada más que eso.
En este caso sabremos algo del escultor José Capuz, del que por varias circunstancias la calle que ha recibido su nombre es conocida por cualquier ciudadano de la terreta. Calle del distrito de Quatre Carreres en el barrio de Monteolivete.
Este caballero nació en Valencia en el año 1884. Como de “casta le viene al galgo” a temprana edad acudió al taller de imaginería familiar, y más tarde a la Escuela de Bellas Artes de San Carlos. Pero su interés era creciente, y quiso aprender de otras escuelas trasladándose a Madrid y al extranjero, aunque ya tenía muy claro su reconocimiento sobre el arte de otros personajes, los cuales le habrían de influir para una determinada manera en la expresión de su obra. En Italia aprende del arte clásico, sobre todo de Miguel Ángel y en Francia admira a Rodín.
Vuelve profesionalmente a Madrid y obtiene la Cátedra de Vaciado de la Escuela Superior de Artes y Oficios, y más tarde es académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Con todo lo aprendido en sus anteriores visitas fuera del país crea un estilo propio y singular mezcla de clásico y moderno lo que produce un lenguaje para sus esculturas muy emocionante y con alto contenido espiritual. Dedicó muchas obras a la ingeniería religiosa procesionaria. De hecho, tras el paso de la Guerra Civil, con la destrucción de imágenes de las cofradías religiosas a la vez que las de las iglesias, tuvo un montón de encargos para reproducir con la máxima fidelidad las mismas imágenes, aunque su estilo hacía que las respetara solo a medias, las realizó siempre con su toque personal tan creativo.
En cuanto a la obra profana hay que destacar figuras de personas relevantes de la época. La obra dedicada al Doctor Moliner que se le encargó en el año 1919 se fijó en la Alameda. Otra que se puede ver fácilmente es la que se sitúa en los jardines de Viveros. “El Ídolo”, colocada en 1925. Hecha en mármol, y que recibió la Medalla de Honor en la edición de 1916 de los premios concedidos por la Universidad de Valencia.
Esculpiendo el busto de Elena Sorolla
El escultor esculpió el busto de su esposa e hijos, influyendo de buen grado en la creación de Elena como escultora.
Texto de Amparo Zalve
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