"Niños en la Playa" 1910. En la playa del Cabañal - BIVALDI
Llegaba a la playa cargado de lienzos y a la misma orilla del mar se construía un taller improvisado de toldos y sombrillas evitando el efecto de la luz directa sobre el óleo. Porque le gustaba “lo natural”
"Niños en la playa"1916. Museo Sorolla
La pintura al aire libre y más en la playa no la tenía fácil, dependía del buen o mal tiempo, y de que las nubes de arena se pegaban al óleo. Pinceles, pocillos para limpiarlos, sombrilla, toldos, y sobre todo piedras para sujeción del caballete de campaña que anclaba a la arena y que el mismo lienzo podría tirarlo.
Rodeado de lonas oscuras. 1902. Museo de Sorolla
“Hoy he tenido un día espléndido (algo fresquito) y es la mañana que más a gusto he pintado, es que la obra la voy comprendiendo más a medida que avanza, o que me hago ahora más cargo de las bellezas del natural, y pinto, mejor o peor, pero haciéndome gozar más la contemplación del bendito sol que amo más cada vez, aún comprendiendo la pobre miseria de los colores”. Así hacía llegar las cartas a su familia cuando la ocasión se daba, cuando sentía la necesidad de huir hacia el mar.
"El baño del caballo". Playa del cabañal. 1909. Museo de Sorolla
Una vez instalado, prácticamente en el agua, bajaba la mirada para observar los rizos del mar, la espuma de las olas, y las transparencias llenas de color del agua cuando se alzaba en el aire. Descubriendo así, en la misma orilla, un montón de fenómenos ópticos.
Le seguía la observación de todo el mar, respirando su color cambiante, para posteriormente dirigir la mirada hacia el horizonte y el cielo. Pero nada queda quieto para esperarle.
La luz del sol multiplicada por los reflejos en el mar y sus transparencias, la hacían resplandecer.
Texto de Amparo Zalve
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