Una fotografía del año 1917 donde prácticamente está apropiada por las torres del Portal de la Cal de la muralla medieval cristiana. “Cal” por una parte al dejar paso a toda la cal que entraba en la ciudad, y “Quart” porque del latín “at quartum milliarium” era la distancia a la que se encontraba dicha población, ya que el camino pasaba por ella para llegar a Castilla. La importancia de la ciudad hizo que sustituyeran al anterior portillo de 1356.
¿Detalles de la fotografía respecto a estas torres y su momento?
Lo que estamos viendo es la torre sur, desde el interior de la ciudad. No se puede apreciar que adosado a la torre norte había un pequeño edificio auxiliar. Hay que tener en cuenta que en este momento y desde el siglo XIX estaba en uso como prisión militar, así demandado por el gobernador militar hasta que en el treinta y uno, con el gobierno de la II República, se declararon como Monumento Nacional y se devolvieron a la ciudad. Por lo tanto en la fotografía se refiere lo tosco que revelaban las torres. Las grandes tribunas de la fachada intramuros permanecían tapiadas. Carecía de almenas ya que no se había tenido el interés de reconstruirlas después del escenario sufrido durante la Guerra de la Independencia. Y por supuesto no había escalera de acceso exterior porque estas son ya de finales del siglo XX, cuando el arquitecto municipal Emilio Rieta López procedió a una rehabilitación integral, que entre ella estaba la instalación de la escalera lateral neogótica en la torre sur, con material de silleria, en parte, del desaparecido Palacio de Parcent, y una verja adosada al trasdós de la torre.
Recogida y expectante queda la plaza de Santa Úrsula con su convento, entonces estaba completo, convento e iglesia. Convento que fue escenario de los combates entre el ejército francés y el español los días 7 y 8 de enero de 1812.
Según relato de las memorias del Mariscal Suchet editadas por Pedro Rújula:
“Tuvimos que asaltar el convento de las ursulinas, donde perdimos al capitán de ingenieros Léviston. El enemigo se había obstinado en defender algunas casas del arrabal de Cuarte”
Donde había una garita, ahora hay una palmera.
Texto de Amparo Zalve
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