martes, 1 de octubre de 2024

DE LAS TRES CUSTODIAS, LA PRIMERA

                                    
Custodia actual de la Catedral de Valencia

De muy antigua es la festividad que celebra el Augusto Sacramento de la Eucaristía, la fiesta del Corpus. En 1372 se perfeccionó la procesión y cada convento llevaba su Custodia en andas con velas encendidas en demostración del amor a este Divino Sacramento.

Sobre las Custodias que ha albergado la Catedral de Valencia, han habido tres, pero me interesa hablar de la más desconocida, por eso mismo, por la falta de existencia gráfica, solo textos que se han recopilado. Mi intento es que la podamos ver a través de las palabras y ubicarnos en el momento adecuado.

                                                           
Custodia de 1442

Decían por medidas que tenía catorce palmos a la larga y que sin las imágenes ascendió a 379 marcos de plata. Al añadirle las imágenes, colocadas el catorce de mayo de 1445, ya pasó su valor a 424 marcos y tres onzas de plata. A parte iba el viril (Caja de cristal con pequeño cerco de oro que encierra la forma consagrada) de 24 marcos de oro, más el que se consumió al dorarla. El total ya ascendió a 500 ducados. Dinero que se le entregó al maestro platero al que se le encargó, Guillem de Castellnou. Por otra parte las piedras preciosas, diamantes, joyas y perlas se estimaban en 80.000 ducados.

¿ Nos vamos a la procesión ?

Bajo palio doce sacerdotes la portan, alternándose con otros tantos. Los doce Apóstoles que en la noche de la Santa Cena asistieron a la institución de la Eucaristía. El hecho de la “salida” representaba la de Jesús, la que salió del Templo para curar al enfermo y socorrer al afligido, aquel Cordero Peregrino, como dice Isaías, cap.53.

La emoción aumenta cuando el vuelo de las campanas del Miguelete y la del resto de los campanarios emitían su lírica. Tras la Custodia iba el Preste (El sacerdote que se ocupaba del acto litúrgico), y tras él el señor Arzobispo, siguiéndole el Ayuntamiento y Capitulares de la ciudad con granaderos en la retaguardia. Se detiene la procesión en la esquina de la Casa Capitular, momento en que el palio pasa a manos de la nobleza.

Ahora toca el retorno, la entrada del Santísimo Sacramento en la Iglesia Mayor. Gremios, religiones y cleros toman posiciones con sus velas encendidas alrededor de la Catedral, dejando una calle en medio para el paso de la Custodia. Cuando entra se dirige al altar hasta depositarse en el Sagrario.

Y hasta aquí puedo saber. Lo gráfico corresponde a un dibujo de Bernardo Tarín Juaneda de principios de siglo XIX.

Lo que viene ahora ya tiene sus discordancias. ¿Existe o ya no queda nada de ella?

Durante la Guerra de la Independencia, antes de llegar las tropas invasoras, el Cabildo de la Catedral, en 58 cajas embaló lo más valioso en obras de arte, entre ellas la Custodia, y marcharon destino Alicante, a su castillo. No obstante, como se dudaba de su seguridad, salieron las cajas hacia Mallorca. Hasta que llegó la Junta Española, la cual fundió todo para convertirlo en moneda con qué pagar los gastos de guerra. Aclarada esta versión, que algunos dicen que fue para acallar las quejas de los valencianos, voy a la otra versión. Tan sencilla como que desde Mallorca fue a parar a manos de alguien relevante de la Gran Bretaña. ¿Se ha buscado? ¿ Alguien la ha vuelto a ver? Pudiera hasta estar en alguna iglesia, convento o museo, a saber de dónde.

               
                   
Custodia desaparecida en 1936, al comienzo de la Guerra Civil Española

Le sucedieron dos: Una de las llamadas “de sol”. Muy sencilla con respecto a la anterior, con una peana que sujetaba cuatro ángeles que a la vez sostenían la Sagrada Forma. Esta también sufrió de otra guerra, la Guerra Civil Española y también desapareció.


Mientras tanto, durante los años cuarenta y cuarenta y dos la Custodia era prestada para poder procesionar al Santísimo Sacramento.

La actual y gran Custodia de la Catedral de Valencia, y llamada la “ Custodia de los pobres”, fue bendecida por el Arzobispo Olaechea en vísperas del Corpus. Es considerada la más grande del mundo.

Texto de Amparo Zalve

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