jueves, 4 de abril de 2024

DE "MERCADO MORUNO" A MERCADO CENTRAL.

 


Este es el aspecto parcial que ofrecía la plaza del Mercado en la primera década del siglo XX. Años en los que desde el Ayuntamiento se barajaban las distintas opciones para la construcción de un mercado cubierto que modernizara la zona, dejando atrás, y ya desde época musulmana, el aspecto abigarrado de una zona que en los días de mercado se cubría en su totalidad a base de puestos portátiles cubiertos por lonas. Eran los años en los que Blasco Ibañez veía la necesidad de hacer desaparecer aquel mercado de aspecto moruno, para la construcción de uno nuevo cubierto a base de hierro y cristal.


Vemos la Iglesia de los Santos Juanes con su aspecto barroco de principios del XVIII que se adentra por la calle Vieja de la Paja en cuyo extremo se alza su campanario. Con las Covetes de San Juan de la primera década de aquel siglo. Y a su izquierda la “Casa del Principal” donde se alojaba una compañía militar de tiempos muy antiguos al cuidado de las ordenanzas municipales, en una zona que era el auténtico pulmón comercial de la ciudad.


Entre los diversos proyectos que se barajaban se decidió la construcción de un nuevo mercado cubierto en la zona limitada por las calles Vieja de la Paja, Molino de la Robella, Calabazas y Mercado de las Flores, dándose en febrero de 1910 el pistoletazo para el inicio de los derribos de todos los edificios situados en el entorno citado, en el que permanecía el Mercado Nuevo de 1839.


La primera piedra se colocó en noviembre de 1915 con la presencia de SSMM los Reyes de España.


Ya se pensaba en dos lonjetas anexas al mercado, una para alojar la administración del propio mercado y otra a la Guardia Municipal, cuyo edificio fue el último resistido a su derribo, toda vez que dificulta las obras ya iniciadas.


Por fin, en junio de 1917 el Capitán General aceptó el traslado de la Guardia a la Lonja de los Mercaderes enfrente, donde permanece la guarnición hasta marzo de 1922 con la recepción del nuevo Pabellón de la Guardia.


Una foto en día festivo que nos informa que para el tranvía eléctrico aún no había llegado su hora y el “pardal de Sant Joan” en lo alto protagonizaba una bonita historia en el “Arroz y Tartana” de Blasco Ibañez.

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