El día 5 de febrero de 1931 nacía en Oliva, pueblo costero de la Comunidad Valenciana, el hijo de un corredor de fincas en una casa donde habitaban sus padres y la que se iba a convertir en su adorada tía Pepita. Era el gran actor Vicente Parra.
Parecía que el arte ya lo llevaba en sus venas y que su pasión por el teatro desde muy joven iba a ser su finalidad en la vida, por mucho empeño que sus padres pusieran en sus estudios como cualquier otro chico de su edad. Demostraba cualidades de buen bailarín, así lo hizo a los catorce años en un concurso durante las fiestas del pueblo.
Acudía al cine Ideal de la capital valenciana con mucha frecuencia representando comedias escritas, dirigidas e interpretadas por él. Entonces en el Ideal era costumbre antes de proyectarse una película ofrecer una representación teatral.
Pero un día se dio cuenta que a parte de su actitud farandulera debía tener una base cultural, por lo que optó por estudiar, al menos con el bachillerato. Esto le duró poco porque en su cabeza no cabía más que el delirio por el arte escénico, y soñaba con llevarlo al máximo, como la interpretación en el cine, ¡Quería ser un galán! Dedicaba su tiempo a ver películas de toda la cinematografía universal con las que iba aprendiendo de las grandes figuras.
Vicente Parra en el teatro Eslava
El joven Vicente con tan solo 28 años y sin apenas pensarlo se carga con su maleta a hombros y sale de su pueblo natal para dirigirse a Barcelona habiéndolo convenido con unos tíos suyos que allí vivían. Durante su estancia consigue entrar en la compañía del Teatro de Cámara ayudado por la actriz Mary Santpere. Debido a su estilizada y varonil figura se le otorgan papeles de galán.
Pero el cine se le seguía desistiendo, tan solo le ofrecían papeles en teatro, y por eso en en un ataque de mal humor volvió a rehacer su maleta acabando en la estación de Valencia para llegar a Oliva. Pero no le salió bien, y ese pueblo que le había despedido con honores ahora lo recibía con deshonores, igual que el de un fracasado. Los entredichos y las murmuraciones continuas le hacían su vida imposible, así que su maleta de nuevo a hombros, pero esta vez cambiando su ropa por un paquete lleno de experiencia y de esperanza.
Este gran paso le iba a conducir a lo que él había deseado. Al llegar a la Estación del Norte y haciendo tiempo hasta que saliera su tren le quedó tiempo para dar algún paseo por la ciudad encontrándose con un antiguo compañero de estudios, Luís Prendes, que justamente en esos días se encontraba en la capital levantina con su compañía, y para más casualidad necesitaban un galán. Acepta y actúa en la obra “Temple”que se representaba en el teatro Eslava, y con veinticinco pesetas de sueldo. A partir de este momento comenzó haciendo “tournee” por diferentes teatros de España. Consiguió en su juventud lo que otros no habían conseguido jamás.
Su éxito traspasa fronteras, alcanzando mucha admiración ya como actor de cine en Italia. Pero él no se encontraba feliz recordando el desencuentro con el que se había despedido de su pueblo natal. ¿Ahora, si volviera, le seguirían llamando fracasado? Se encontró con todo lo contrario, en los tres cines de Oliva se estrenó al mismo tiempo la película “ Rapsodia de Sangre”, con el papel protagonista. Fue su gran homenaje de aquel pueblo que en un primer momento dudaron de su arte. A partir de aquel momento, y cada vez que sus obligaciones se lo permitían, acudía a ver a su familia que le esperaban con brazos abiertos en una finca rústica en las afueras del pueblo.
En Rapsodia de Sangre
Llega el año 1957 y la ciudad de Valencia se ve arrasada por el desbordamiento del río Turia. Radio Juventud de Murcia lanza un mensaje de cooperación para los damnificados a través de las ondas de radio para toda España. A Vicente Parra le sorprendió la noticia en Barcelona y rápido hace gestiones para conseguir unos cuantos camiones de enseres y víveres necesarios para estos damnificados, marchando con ellos a Valencia. Van derechos al palacio Arzobispal donde son recibidos por el ilustre prelado doctor Olaechea, y lo acompaña junto a Carmen Sevilla a la Basílica de la Virgen de Ntra. Sra. de los Desamparados, y allí cantan una Salve.
Texto de Amparo Zalve
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