lunes, 12 de febrero de 2024

COMPRAS DE NAVIDAD EN LOS AÑOS 60

 

Volvemos a lo años sesenta del pasado siglo cuando los almacenes textiles empezaban a aflorar en la ciudad, como evidenciando recuperación y prosperidad. Lo hacían con sus grandes escaparates y las novedosas iluminaciones atrayentes durante los días previos a la Navidad.

Como muestra, como siempre, las fotografías son la mejor manera de llevarnos al adecuado momento. En esta ocasión encabeza el texto una que hace muy evidente como era la década de los años sesenta en la confluencia de la plaza del Caudillo con la calle San Vicente Mártir. Unos días previos a las fiestas de Pascua en las que la gente se agolpaba en las calles ultimando las compras por los diferentes comercios de la ciudad. Los semáforos con el poste rallado de blanco y rojo, que cuando se encendía de verde siempre había alguno que decía lo de ¡ Ahora !, haciendo parar a los primeros coches Seat 600 . Los hombres cubiertos de traje chaqueta y las mujeres, las que podían, unos abrigos largos de tejido lana con bolso de mano cruzando su antebrazo bien sujeto al cuerpo .


Allí estaba Casa Gil, junto al pasaje Ripalda, vestido para la ocasión. Cada año se lograba una iluminación distinta para la fachada, que cuando llegaba la noche, con el encendido, hacía espectacular a la plaza. Un negocio textil que comercializaba con la sastrería, la camisería, modistería y géneros de punto, tanto para señoras, caballeros o para los más pequeños de la casa.


Fue un gran negocio el del vecino de Sarrión, pueblo de Teruel, que se vino para Valencia en 1900 abriendo varios pequeños locales por zonas cercanas, haciéndose llamar Hijos de Miguel Gil. El primero lo instaló en la calle Pie de la Cruz, y como se ve en el dorso de la tarjeta publicitaria, ya iban a ser cuatro los locales. La parte delantera de la tarjeta muestra el paso de la gente, haciendo hincapié en dos mujeres enlutadas en primer término por la entonces llamada avenida de Blasco Ibáñez, tramo de la plaza desde Avenida María Cristina hasta la calle de la Sangre, y la lectura del local de Casa Gil.


Llegado 1932, el edificio Gil, como se ve ya en la foto de portada, ya se había construido, y las dos primeras plantas se ocupaban para la venta hasta el fallecimiento del fundador. Podías bajar a la cafetería en el sótano, subir a la planta baja, al entresuelo, al principal y a la planta primera. Todos los productos de los Gil allí estaban expuestos, en los más de 400 metros por planta. Pero murió Miguel Gil y los descendientes ampliaron las plantas de venta, hasta se vidrió la fachada y se colocó el logotipo de “Casa Gil ”.

Texto de Amparo Zalve

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