jueves, 11 de enero de 2024

PLAZA DE SANTA CATALINA EN 1940

 


Esta vez nos dirigimos hacia la calle de la Sombrerería desde la pequeña plaza de Santa Catalina.

Nos sitúa en el año 1940, cuando el alcalde de la ciudad era el Barón de Cárcer y el gobernador civil Francisco Planas de Tovar. Año de inicio de la construcción de la avenida del Oeste. Año de cárcel posguerra en el que una orden facultaba al Estado para separar a los hijos de las madres republicanas presas a partir de los tres años, ingresándolos en hospicios religiosos o públicos, y cuya saturación de la cárcel de mujeres provocó una serie de medidas como la revisión de penas, la concesión de libertad condicional o de prisión atenuada. En este mismo año, y por continuo crecimiento demográfico, Valencia había alcanzado ya los 443.286 mil habitantes, debido a que durante la contienda llegaban multitud de personas desde otras zonas de España, sobre todo de familias enteras andaluzas. La epidemia de tifus exantemático iba tomando fuerza, pero los equipamientos urbanos y sobre todo la infraestructura sanitaria no estaba preparada para ello, y por lo tanto la epidemia se adueñó de la población.

Situándonos ya en el concepto temporal vamos a ver la fotografía con más nitidez.

Domina la vista la preciosa torre barroca de la iglesia de Santa Catalina con su reloj que estaba ahí desde el año 1914, recibiendo la entrada a la calle de la Sombrerería, porque de antiguo se hacían y se vendían allí los sombreros. Una calle muy dulce en ese año, ya que albergaba una confitería, dos fábricas de chocolates, la de Puchades y la de Salvador Sanz, la horchatería de la viuda de Agustín Romero, y a parte una platería. Una muestra de militares franquistas pasa por delante de la horchatería el Siglo en la parte derecha, mientras una mujer mayor vestida de negro hasta los tobillos acompaña a una pequeña niña hacía la calle Zaragoza. Se completa con otros viandantes en varias direcciones, unos hacia la plaza de la Reina y calle San Vicente Mártir, otros hacia la calle “dulce”.

Resalta a la derecha el cartel de la farmacia Greus, bueno de García Guzmán, pero no, en este momento era de Vicente Reig. ¿Cómo es que conservaba los nombres de sus anteriores propietarios? Orden propietarios: Domingo Greus, viuda de Domingo Greus, Dionisio García Guzmán, el hijo de Dionisio (Pedro García Guzmán) y por último Vicente Reig tras la Guerra Civil. Las marcas comerciales no las pudo comprar hasta que caducó la patente en los años cincuenta

Desde la misma esquina con la calle San Vicente Mártir hasta llegar a la farmacia, y por este orden, se encontraba una tintorería, una camisería, y un bazar de juguetes a su continuación. Una vez el cruce con la calle dels Jofrens ya se llegaba a la horchatería Santa Catalina.

Texto de Amparo Zalve

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