viernes, 30 de junio de 2023

LA CENCERRADA

 CURIOSIDADES

Calendario. Dibujo M. Diago.

Procedente de un antiguo calendario, seguramente de los años treinta del siglo pasado, nos encontramos con un dibujo que refleja una “diversión” popular, que hoy doy por desaparecida, la Cencerrada, que consistía en ofrecer una “serenata” a cualquier pareja de recién casados, siempre y cuando la nueva esposa fuese viuda o siendo soltera aportase alguna criatura al nuevo matrimonio, la Cencerrada en realidad estaba dedicada al novensano.

Era una costumbre propia de pueblos pequeños, zonas de huerta, de barrios apartados y de las pequeñas pedanías, precisamente allá donde todo el mundo se conoce y todos saben de la vida y milagros de cada quien.

La Cencerrada se preparaba de antemano, y sin que se le fuese la lengua a ninguno de sus componentes, consistía en llegar todos silenciosamente a la puerta de la vivienda donde dormirían los nuevos recién casados, a ser posible bajo o junto al dormitorio de la nueva pareja, cuanta más gente mejor, bien provista de todo tipo de artilugios capaces de mover el ruido más estruendoso, a base de cencerros variados, paellas o perolas a golpear con fuertes cucharas, caracolas para soplar imitando mugidos, algún tambor o bombo, petardos, hasta un gato con una lata de aceite atada a la cola, etc. y de golpe, en el momento en que se apagaban las luces de la casa montar un ruido del demonio, para jolgorio de asistentes y mirones y gran enfado de la pareja sufridora, como nos muestra el dibujo.

Realmente la Cencerrada no es una curiosidad, era una reunión de vecinos con un fin concreto, burlarse del “novensano”.

Afortunadamente en la actualidad es una vieja costumbre desaparecida, por una parte gracias a la moda de los viajes nupciales. Se hace muy complicado, imposible, acudir a otra ciudad o país para dedicar a los novensanos una Cencerrada en el pasillo de un hotel de cuatro o cinco estrellas. Bajo otro punto de vista hoy estaría absolutamente fuera de lugar debido al fuerte componente machista que la promovía.

Texto de Enrique Goñi Igual

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