Esta entrada va dedicada al Puente del Mar, pero no como tal, porque si enlazamos con otras entradas de este mismo blog, ya se da buena cuenta de su importancia, situación, función, fábrica y ornamentación.
Mi interés es dar a conocer, tras una mínima introducción, las vicisitudes por las que pasó este puente en concreto, debido a las numerosas crecidas del río Turia en su paso y desembocadura por la ciudad de Valencia.
Pensemos que ese Guadalaviar que baja desde los Montes Universales con una altitud de 1600 metros (el río blanco), cuando llovía torrencial en su cuenca alta, bajaba de piedra en piedra formando avalanchas que arrancaban y arrastraban cuanto entraba a su paso, socavando la tierra, arrancando las rocas, los árboles, las casas...Dando giros a su nombre entre gargantas y raudos según el tramo a su paso, hasta ser el Turia.
Pues bien, como se suele decir, desde que Valencia es Valencia, o sea, desde que los romanos la fundaron en el 138 a C, pasando por la dominación musulmana (de la Visigoda no hablo porque todo estuvo en calma, no hubieron avenidas fluviales), la ciudad a dos por tres se encontraba inmersa en muerte y ruina con las frecuentes avalanchas ocasionadas por el agua. Evidentemente estas situaciones son difíciles de registrar en épocas tan antiguas, solo podemos saberlo a través de los sedimentos encontrados en las excavaciones arqueológicas, pero sí que la mayoría después del año 1321 ha sido citadas por distintos autores.
Así pues, nos ceñiremos desde dicho año hasta 1800, y dedicando solo el interés al puente que nos ocupa, el Puente del Mar, teniendo en cuenta además que este puente en los primeros años era de tableros de madera y solo con fines para lo que se requería, que era como su nombre indica la unión de la ciudad con el mar. Hablaremos entonces de las veintitrés grandes avenidas del Turia.
-Primera avenida: Octubre de 1321. Una inmensa avenida que destruyó puentes y murallas, cayendo casas y muralla.
-Quinta avenida: Octubre de 1406. El día 25 siete hombres tuvieron que ir río abajo para buscar las palancas del puente entre los distintos lechos del río, y para ello se les dio trece sueldos. Como no paraba de llover, los honorables Jurados de Valencia dispusieron maestros de obra par ocupar puesto en el Portal del Mar, por si el agua quería entrar al interior de la ciudad y los cerrasen con madera y tierra.
-Séptima avenida: Octubre de 1487. De nuevo el derribo del Puente del Mar. Esta vez la huerta se vio muy afectada.
-Novena avenida: Septiembre de 1517. A las cuatro de la tarde del día 28. Fue tan grande la crecida que el Monasterio de la Trinidad se ve afectado y el Puente del Mar está destrozado. Las casas de Blanquerías están destruidas y apuntaladas y el agua bien avanzada al interior de la ciudad.
-Duodécima avenida: Sin fecha exacta. Parece que una riada volvió a hacer estragos en este puente, pues decían que era tan grande cual no se había visto en aquellos tiempos.
Hacemos un alto para decir que el puente deja de ser de madera y toma su lugar un nuevo puente entre el arrabal de Remedio o Trinitarios Calzados y el Camino del Grao. Se adorna con magníficos pretiles, bancadas, y casilicios de mármol con figuras de los Santos Patronos. Esto ocurre en el año 1596. La piedra sustituía a la madera.
-Vigésima primera avenida: Octubre de 1776, en el día 21 hubo una, pero la de mayor catástrofe fue sin dejar tregua algunos días después, en la tarde del 4 de noviembre. A causa de estar atravesados muchos maderos en los arcos del puente que iban en dirección al mar para el arsenal de Cartagena, en la madrugada del día 5 rompió y se llevó los tres arcos del medio y mitad de uno de cada lado, causando daños graves en los arrabales de la ciudad. Fue reedificado por la Junta de Muros y Valladares, colocándose un nuevo casilicio con la imagen de Ntra.Sra. de los Desamparados en el lugar anteriormente ocupado por una gran cruz de piedra .
-Vigésima segunda avenida: Noviembre de 1783. En la noche del día 24 en este mismo puente quedó atascada una carrasca de gran tamaño, teniendo que descender un hombre atado con cuerdas para movilizar el árbol.
Y hasta aquí el 1800. A partir de este momento fueron siguiendo los desbordes del Turia, pero eso lo dejo para otra ocasión.
Texto de Amparo Zalve
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