Valencia tuvo su hipódromo situado junto a la Albufera, en la proximidad del Racó L’Olla, en una zona considerada como "parque natural del Saler", en unos años donde los intereses turísticos se enfrentaban a los ecológicos.
Durante unos años se construyeron zonas de recreo, con un importante “paseo marítimo” a la espera de edificaciones de apartamentos cara al mar. Ese deseo fue aparcado tiempo después con el derribo de las instalaciones y con el objetivo de que el Saler se conviertiera en un parque natural de primer orden.
Pero en la década de los setenta la Sociedad Valenciana de Carreras de Caballos, que tenía fijada su mirada en el hipódromo madrileño de La Zarzuela, se lanzó decidida a la implantación de este deporte en la ciudad de Valencia, y en la proximidad de la Albufera fijaron su objetivo. Consiguieron su objetivo y el Ayuntamiento de Valencia concedió la licencia para su puesta en marcha durante un largo periodo de varías décadas.
El Hipodromo del Saler fue inaugurado el 16 de octubre de 1976, tres años después de obtener el permiso municipal.
Su vida fue efímera, pues los problemas económicos hicieron inviable su permanencia y la sociedad propietaria puso en venta los terrenos. Se habla de presiones ecologistas para su cierre, pero lo cierto fue que la presión de los acreedores fue más eficaz, y la pública subasta de sus instalaciones sirvió para atender la presión de sus deudas.
Estuvo funcionando con normalidad durante dos años y pese a que en 1979 se intentó su reapertura, no fue posible.
Tuvo vida durante muy corto periodo, pero las deudas contraídas, tanto durante su construcción, como en su corte espacio de funcionamiento, dieron el punto y final a un proyecto que no llegó a cuajar.
Ya en la década de los ochenta y con la declaración de la zona como “parque vegetal”, fueron derribadas las instalaciones turísticas del Saler, salvo unas pocas torres de apartamento junto a la Gola del Pujol y alguna pequeña urbanización.
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