Ca 1962 - Foto Finezas
El desamor hacia una plaza hizo que un “supuesto” arquitecto apartara de su mirada el entorno arquitectónico de donde se disponía a dejar testimonio de su trabajo. Desde un “supuesto taller de arquitectura” y de sus manos tuvo lugar un proyecto que dio como final la construcción de un edificio que se ha perpetuado en el tiempo como “el horroroso”, aunque en cambio, fue nominado como “Eurotodo”, como si en su chaflán cupiera de todo, o sea, cualquier cosa.
Se puso de gala en 1965 para el momento de su estreno, pero sin lucir los trajes propios de aquel día.
La tortada de Goerlich había pasado a mejor vida, y la plaza consistorial era presa de la motorización con un solar entre el Ateneo Mercantil y el edificio del horror, que sería cubierto en los años setenta con una nueva construcción diseñada con un gusto similar al de su vecino a la derecha, yéndole muy a la zaga.
Los vehículos de Cervezas El Turia, en una foto de Finezas sobre 1962, cruzan la plaza y del brebaje de sus alcoholes bien pudieran estar surgiendo en la mente del arquitecto la peregrina idea hacia una fachada alejada del mejor gusto urbanístico, y como debiera ser, respetuosa con su hábitat vecinal.
Un despropósito que permanece sin que nadie lo remedie desde el primer día de su aparición. Aunque hubo un momento cuando el Ayuntamiento de entonces trató de disuadirlo.
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