domingo, 12 de marzo de 2023

ENTRE LA TRACA Y LA MÚSICA : LAS FALLAS DE LOS AÑOS 20

Traca Correguda

¿Y si vivimos un paseo por la fiesta fallera de los años 20 y 30?

Había tomado un auge especial, de hecho en 1927 había llegado el primer tren fallero desde Madrid el día 18.

Tren Fallero por la calle de La Paz en 1928

Las calles de la ciudad hechas de un gentío compacto al que se añadía a cada paso, en cada esquina, el aroma dulzón de los buñuelos, que quedaba disperso por el viento, muy habitual en estos días previos a la primavera, se le acompañaba el sonido de las bandas de música que a las falleras con sus vistosos trajes les propinaba el garbo necesario en sus faldas mientras hacían el pasacalle diario.

Todavía se degustaba el rito natural valenciano sobre la traca, aunque desde que se hizo la Exposición Regional Valenciana en el 1909 ya habían otras técnicas, como el uso del color y nuevos efectos con composiciones químicas.

El Mestre de Traca

De iglesias no había falta y la hora de la traca llegaba. Ya la había preparado el Mestre de Traca desde la puerta de la iglesia, otras veces la acababa en ella. Los mozos que querían participar estaban expectantes esperando las dos palabras. El Mestre le pide el “Pug” al mes vell (el más mayor de los presentes) ¿puedo?, y el vell da el “Pots”, puedes. Y todos a correr debajo o al lado de la Traca Correguda (traca que se corre), ¡A ganar al fuego!

Mientras tanto por la calle de al lado sonaba el pasodoble “Amparito Roca”, que había compuesto Jaume Teixidor en 1925, honor a una alumna de piano amiga de su hija.


La música había tomado las calles de tal manera que se interceptaban los acordes de unas bandas con otras, las de esos jóvenes músicos que venían de los pueblos, pernoctaban y convivían en el ambiente fallero, haciendo que las fallas tuvieran y escucharan la música que se merecían.

Igual sonaba “El Fallero”, que “Paquito el chocolatero”. Habían muchas más, pero por lo que sea, esas y la de antes, eran las más escuchadas.

Por cierto, que cada una tiene su historia. A raíz de que las fallas fueron obteniendo más auge se le encomendó al maestro Serrano un nuevo pasodoble como aliciente añadido ese año a la fiesta. Recibió una carta de los falleros valencianos diciéndole que esperaban con ansia su pasodoble: “Maestro, solo faltan unos días para que los muchachos salgan a las calles entonando el viejo pregón:"

´Hi ha una estoreta velleta para las Fallas de Sant Josep´”. Y en media hora la compuso. Así que en 1929 “El Fallero” ya se presentó en el teatro Apolo.

Para la de “Paquito el Chocolatero” fue más sencillo. “-La que elijas llevará tu nombre”. Eso le dijo su autor, en un acalorado día de verano de 1937 Gustavo Pascual Falcó, a su amigo Francisco Pérez Molina, de profesión vendedor de chocolates.

Texto de Amparo Zalve

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