Si no hay que confundir la gimnasia con la magnesia, los valencianos del cap i casal lo hemos tenido siempre muy claro. La mayor evidencia de ello se manifestaba en la esquina de la calle Ruzafa 37 con Cirilo Amoros 1, donde la ya centenaria Farmacia Royo fue todo un referente desde 1879. La magnesia efervescente de D. Adolfo Royo ocupaba todas los botiquines domésticos y significaba el mejor alivio para los trastornos estomacales.
Su venta y en exclusiva en la farmacia situada en la calle por unos años nominada de Pi y Margall, una de las más concurridas de la ciudad, hizo que fuera uno de los establecimientos de mayor popularidad.
Y con los años, tal era su popularidad, que su mayor publicidad se evidenciaba en la prensa, donde, además de la que se publicitaba con su nombre, otras tiendas y negocios proximos se anunciaban con su vecindad a la Farmacia Royo, la mejor llamada para su propia localización.
Farmacia Royo aseguraba la salud y la magnesia fue su principal reclamo.
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