miércoles, 11 de mayo de 2022

¡ A LA PLAYA !

Había pasado el sorteo y el azar había otorgado para algunos la gracia de estar junto a la parada del tranvía, pero a otros la acequia maloliente no les iba a traer mucha fortuna este año para desagrado de los bañistas. 

Por el Camino del Grao se veía venir el tranvía eléctrico,  que desde hacía un año había suplantado al  grandullón Ravachol, haciendo  el trayecto a la playa durante nueve años. Algunos de los mayores aún tenían en su memoria el primero que vieron pasar por el camino a la playa, el tranvía de tracción animal. 

Los preparativos se habían ultimado, pues era la víspera de San Juan, y como todos los años la temporada estival estaba lista para los baños. 

Atrás quedaban las casetas de baño humildes, que utilizando lo que en la zona abundaba, como cañas y cañizo, formaban un autentico complejo de vacaciones. Ahora se habían cambiado por construcciones pequeñas de madera, donde las mujeres obligadas al recato se ponían su traje de baño, aunque tan solo las más atrevidas. La mayoría, suficiente con arremangarse y mojarse los tobillos. Aunque sí a las casetas de baño, de  moda en las playas francesas, eso de tomar baño las mujeres todavía era de moral incierta. 

Hay que decir que los vigilantes harán la “vista gorda” ante los “escapes” en la separación de sexos durante el baño, aunque de estar, estaba garantizada la decencia y el orden público. 

Alineaciones de casetas de madera con toldos de lona en su parte de detrás, que enfocaban hacia el mar, las tertulias de las señoras sentadas en los frescos panerots de mimbre, los vendedores de agua y cebada fresca y los juegos de los niños, todo ello  hacía de la playa de Valencia un paraíso para el veraneo. 

Junto a todos los sonidos que entraña la playa en su momento del año más sonoro, se le une el de los barraqueros anunciando el reclamo de su barraqueta, que en su alineación,  sin existir medianera junto a la siguiente, sí que se diferencia bien del resto, porque cada una tiene arriba un monigote diferente, no carente también de título sobre la puerta. 

Llega el final de la tarde y los tendederos de la parte de detrás de las barraquetas se llenan de toallas, que aún con la humedad de la noche valenciana tienen que estar secas para el siguiente día. 

El desmontaje de las casetas de baños anunciaba el fin del veraneo en la playa del Cabañal.

Texto de Amparo Zalve Polo

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