miércoles, 5 de enero de 2022

PASEANDO LAS BLANQUERÍAS

Un fétido olor de piel curtida sobrepasaba la muralla cristiana, y mujeres y hombres con los carros cargados de pieles y cueros, todas las mañanas atravesaban la pequeña puerta del muro bajando al río para así lavarlas. Atravesaban el Muro de la Blanquería. Era un oficio, el oficio gremial de blanquer, adobando, aderezando y curtiendo las pieles. 

El trazado definitivo de la calle se delimitó al derribar las murallas en 1865, convirtiéndose en un bonito paseo, calle Blanquerías, desde la Plaza del Portal Nou a las Torres de Serranos, con un bonito jardín, el de las Alameditas de Serranos. 

Un bonito paseo cargado de historia que comenzando en la Plaza del Portal Nou, ya nos acompaña el convento de las Carmelitas Descalzas de San José y Santa Teresa, que mientras estuvieron ocultas entre rejas se dedicaban a lavar y planchar los delicados ajuares de casaderas valencianas.

Tenían huerto de cipreses y laurel que comunicaban con la casa de María Jordán, una profesora de canto y piano, entre cuyos alumnos tenía a José Iturbi. 

Tiempo después pasó a manos del artista valenciano José Benlliure y Gil. 

Unos metros más adelante, La Gran Asociación de Asistencia Domiciliaria de Ntra. Sra. de los Desamparados desde 1853. 

Todavía a finales del siglo XIX el aroma de curtido permanecía porque quedaban  unas pocas fábricas.


Texto de Amparo Zalve Polo

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