domingo, 14 de noviembre de 2021

VÍAS METÁLICAS PARA CARROS - 2

El tráfico en el camino Nuevo del Grao.  

Inicio del Camino Nuevo del Grao al pie del puente del Mar, frente a los cuarteles de la Alameda. 

Inicio del Camino Nuevo del Grao. Postal de época, ca. 1900.

Disponemos de una vista parcial de un plano de las defensas militares de la ciudad de Valencia realizado por el Estado Mayor en 1808, en plena guerra contra Napoleón, en el que se puede apreciar el camino Nuevo, inaugurado en 1802, con su arbolado que alcanza hasta el Óvalo del Grao, pegado a él el camino Viejo, hoy Islas Canarias, más abajo el camino Hondo y en la parte superior el camino de Algirós. El puente del Mar a la izquierda y a la derecha el poblado del Grao y el puerto, a falta de un buen dragado. A la derecha del rio Turia se aprecia el camino de las Moreras, hoy casi desaparecido por la invasión de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. 

Parcial del mapa militar de 1808. Estado Mayor Defensa.

Gracias al nuevo camino del Grao sumado a las obras de mejora del puerto del Grao, el trasiego entre la ciudad y su puerto comenzó a incrementarse llegando a cifras asombrosas de carros yendo y viniendo cargados fundamentalmente de naranjas, pasas, cebollas, vino, etc. en sentido de salida y de troncos maderables, trigo y abonos en el de entrada lo que provocaba hileras de carros circulando en ambos sentidos, carros que durante la temporada de baños se incrementaban con las tartanas y calesas llenas de ciudadanos ansiosos de pasar unos días o ir cada día a las playas, que entonces estaban situadas en Cañamelar-Cabañal por un lado del puerto y junto a la desembocadura del Turia por el otro lado. 

Cita periodística de un original del periódico valenciano El Cid ca. 1850. Remember-València, pg 1621. Mucho trajín en el camino.

Con respecto a los baños de mar consta que en 1830 la Real Audiencia del Reino de Valencia en nombre de su Majestad Fernando VII publica un bando en el que se determina como habían de tomarse los baños en nuestras playas, compatibilizando seguridad y comodidad con el debido decoro, por descontado con separación de sexos. Los valencianos llevamos cerca de doscientos años con el buen hábito de acudir a nuestras playas.

Carros por el camino Nuevo. Autor desconocido, ca. 1930. Remember-València

Durante el verano de 1851 era tal el gentío que acudía a las playas y las carreras que hacían los tartaneros entre ellos que hasta se produjeron vuelcos, por lo que la nueva Guardia Civil se tuvo que apostar en los laterales del camino para refrenarlos y conseguir un tranquilo recorrido unas tartanas tras otras. 

Aspecto idealizado del puerto ca. 1880. Remember-València, pg 1303.

Ya más tarde en 1896 el Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos Enrique Tarazona recuenta entre 3500 y 4000 carros circulando diariamente por el camino Nuevo del Grao. Años más tarde en 1928 se habla de 6000 carros y coches de caballos recorriendo el camino diariamente fuera de la temporada de baños, y eso que ya comenzábamos a motorizarnos. 

Trabajos de carga y descarga de un barco en el puerto de València, ca. 1910. Autor desconocido. Remember-València, pg 1139.

Todo este tráfico provocaba rodadas en el camino, que se agravaban con las lluvias lo que motivó la creación de un impuesto o peaje a todos los carros que por el camino nuevo circulaban para poder sufragar los elevados gastos de mantenimiento, que a finales del siglo XIX eran de unas 30.000 pesetas anuales con salarios de 2 pesetas diarias. El peaje individual en esta época era de 5 céntimos por caballo, ida y vuelta. Existió siempre descuento para los carreteros profesionales y las tartanas de servicio público. El peaje se mantuvo vigente hasta principios del siglo XX. 

Texto de Enrique Goñi Igual

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