viernes, 26 de noviembre de 2021

EL PRIMER TRANVÍA ELÉCTRICO - II

Para el primer trimestre del año 1900 estaba previsto la entrada en funcionamiento de los primeros tranvías eléctricos llamados a sustituir la tracción animal, en un proceso que, línea a línea, iba a durar veinticinco años, con último recorrido de los “tranvías de fuerza” el día 30 de junio de 1925, en el trayecto Valencia-Cementerio.  

En su fase final de adecuación para una mayor velocidad de los tranvías, el 9 de octubre de 1899, se había iniciado el cableado eléctrico por el Camino Viejo del Grao, que presentaba menos problemas para su instalación. En las calles estrechas de la ciudad se optó por la colocación de placas adheridas a las fachadas, previa autorización de sus dueños, para evitar la colocación de mástiles que dificultarían el paso.  

El mes de febrero de 1900 iba a ser crucial para la puesta en marcha de los eléctricos, un mes que se iniciaba con huelgas de los trabajadores tanto de la Compañía Valenciana como de la General de Tranvías, que suponía el paro del servicio en los ”tranvías de fuerza” de toda la ciudad. La huelga duró hasta el día 10 con la intervención del Gobernador y el Alcalde que faenaron para alcanzar un acuerdo entre las compañías y sus operarios. La intervención de la autoridad dio sus frutos, logrando por una parte mejoras para los empleados y por otra que se reglamentara el servicio para mayor seguridad de los viandantes, debido al peligro que suponía la entrada en funcionamiento de los nuevos convoyes eléctricos. 

El día 12 del mismo mes, en acuerdo municipal, la Compañía General de Tranvías recibió el placet del Ayuntamiento para la entrada en servicio del tranvía eléctrico para las líneas dentro de la ciudad. Sin hacerse de esperar, al día siguiente, entró en funcionamiento y como primera prueba eléctrica el trayecto entre Valencia al Grao y al Cabanyal, en este caso para sustituir a los tranvías de vapor, el popular Ravachol. 

Como anécdota de aquellos días, permanecía en la ciudad una embajada de oficiales ingleses con el objetivo de adquirir mulas para la campaña del Transvaal, con un muy buen beneficio para sus propietarios toda vez que se pagaron a un excelente precio. 433 mulos fueron los que viajaron hacia Gibraltar, y con seguridad, de esa partida, algunos de ellos habrían tirado de los tranvías de tracción animal que iban a ser sustituidos por la electricidad en muy pocos días. 

¡Su puesta en marcha estaba a la vuelta de la esquina!

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