José Manuel Torres Candel y su esposa Caridad Román atienden la Papelería-Imprenta Torres en el número 9 de la calle En Sanz.
Es el biznieto de José Torres Belenguer, quien montó en 1927 una papelería con servicio de tipografía en la calle Garrigues y se trasladó en 1949 al bajo de un edificio en el número 9 de la calle de la Sangre, que el catastro lo consideró terminado el año siguiente, y montó una imprenta en el sótano. Gestión artesana y comercial que continuaron, sucesivamente, su hijo Alejandro Torres Daroca, su nieto José Torres Ortez, y su biznieto mencionado anteriormente.
En 1957, al quedar deteriorada la maquinaria por las riadas, trasladaron la imprenta a la calle Jesús nº 49 y continuaron con la papelería, que en 1975 reformaron para adecuarla a los tiempos, y en el año 2013, cuando se jubiló José Torres Ortez, su hijo José Manuel Torres Candella trasladó a la ubicación actual.
José Torres Ortez en 1959 /Calle de la Sangre nº 9.- Archivo Familia Torres
En su publicidad especifican que, para invitaciones y recordatorios de comunión, bodas y otros actos, imprimen los diseños que les especifican los clientes y los personalizan. Además, etiquetas para regalos, libros de comunión, tarjetas de visitas, necrológicas, material de informática, sellos de caucho, y mucho más. Clientes que llegan al mostrador tras pasar entre materiales de oficina, escolar y de informática expuestos en ambos lados, para recordarles si necesitan algo más de lo que pretenden comprar.
En el escaparate hay fotos del anterior establecimiento, donde destacaba un gran anuncio aprovechando la pared medianera del edificio vecino que quedó exenta cuando retranquearon el terminado en el año 1950, y en el interior del local hay retratos familiares y de la antigua papelería, así como decoraciones de ella conservadas como señas de identidad histórica. Gran anuncio, que desapareció cuando derribaron en los primeros años setenta el edificio vecino, para sustituirlo por el actual terminado en el año 1975.
Cuando ocurrió parte de lo anunciado ya estaba desfasado, ya que el importante consumo de tinta había cesado, así como la venta de plumillas y los secantes, con el predominio del bolígrafo, que también dejó a las plumas estilográficas como una rareza. Como también cesó el gran consumo de papel carbón, que permitía realizar copias al unísono que los originales de los textos realizados con máquinas de escribir cuando no existían las fotocopiadoras.
Me cuenta José Manuel que incluso editaron a partir del año 1956 ocho números del tebeo Las Aventuras de Voro-Kay de la editorial Carsoto, que no tuvo éxito porque su precio no era competitivo.
En el edificio antiguo de la calle de la Sangre, correspondiente a los números 9 y 11, estuvo el L’Hostal del Ninot.
Innovación, rapidez, servicio y calidad, es el lema de esta empresa artesana casi centenaria.
Texto de Esteban Gonzalo Rogel
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