De una fecha que no se sabe con exactitud, aproximadamente 1413, nace Joan Martorell de una familia noble y adinerada valenciana. Su padre, ujier de armas, alcaide y alcalde de Cullera, jurado y consejero de la ciudad de Valencia, y más encargos reales, ya que era una familia ligada a la corte ducal de Gandia y a la corte real de Martín el Humano por parte de su abuelo, y de su bisabuelo suma y sigue. Lo cierto es que parece ser que cuando el vino al mundo la decadencia económica de la familia ya era real.
No obstante, Joanot se convirtió en un gran caballero aventurero de los de su época. De continuo metido en querellas, reyertas y duelos, recorriendo media Europa con su espada y con una ruina económica que lo iba dejando en la más absoluta miseria debido a los procesos judiciales que tenía que afrontar.
La escribe en la lengua de sus padres, valenciano, y de su intención dicen que es para dedicarsela al infante don Fernando de Portugal.
Está escribiendo la historia de un héroe que consigue liberar a Constantinopla del poder turco. Un personaje valiente, excelente caballero, virtuoso, y a diferencia de los otros caballeros de la época, tenía sentimientos hacia el amor, reflejándose por el sufrimiento hacia su amada Carmesina.
Trata de darse prisa porque sabe que su estado de salud no es todo lo bueno que cabría desear, y no estaba desacertado porque fallece en 1465, dejando su obra inacabada. Una gran obra maestra, catalogada por Cervantes como la mejor del mundo en su género, y que las últimas páginas las finalizó otro caballero valenciano, Martí Joan de Galba.
De los
incunables de la obra solo se conservan tres en el mundo. Uno en la Biblioteca
Histórica de la Universidad de Valencia, llegado a ella por legado del Marqués
de Dos Aguas, gran coleccionista de los libros de caballerías que se citaban
en el Quijote. Otro ejemplar se encuentra en la British Library, y un tercero
en la Hispania Society of America (este de la edición de 1497).
Texto de Amparo Zalve Polo
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