jueves, 23 de septiembre de 2021

APOLO BAJO LAS AGUAS DE PINEDO

 

Apolo de Pinedo

Como era de esperar, pronto la prensa se hizo eco del hallazgo. Era el año 1963, concretamente el día 8 de diciembre, cuando hallábase buceando Ramón Chichell a unos diez metros de profundidad y a 300 de la costa de Pinedo. Algo que sobresalía de la arena del fondo le llamó la atención, era un pie. Tardó poco en llegar a la orilla para hacer partícipes a otros tres submarinistas, y con la ayuda de ellos adentrándose de nuevo en el mar sacaron a flote una importante figura de tamaño casi normal a la de la estatura humana. Antes que nada hay que decir que se trata de una pieza de gran valor internacional, ya que por su tamaño es única de la época romana en lo referente al bronce.

Volvamos al rescate: Le faltaba una pierna y por el tiempo pasado bajo el mar, los restos de moluscos y las algas habían hecho su efecto. Analizada y fechada  la figura,  correspondía al siglo II, o incluso IV a.C. debiendo ser copia romana de una griega. Por la semejanza, se trataría del dios Apolo Delfineo.

Apolo de Pinedo antes de su restauración

La cabeza vencida hacia delante ligeramente, como si el cuello no pudiera soportar su peso, y su barbilla asciende de manera pronunciada. Ligeramente encogida la pierna izquierda, con seguridad para afirmarse en un asiento, y la pierna derecha hacia delante con el pie dirigido hacia el exterior. La zona de los glúteos recortada, como si estuviera sedente sobre una roca, era lo más seguro, ya que en época helenística las divinidades se representaban en un espacio natural.

¿Cuál sería su destino? Lo más probable es que por las dimensiones no fuera a ocupar un domus o una villa rústica romana, sino que iba en camino hacia  un lugar público, bien fuera civil o religioso.

¿Ocurriría un naufrágio de la nave que lo transportaba? ¿O tal vez se rompiera y se desecha en el mar ?

En el Museo de Prehistoria de Valencia

Una vez encontrada la otra pierna, la figura limpia y restaurada se colocó en el Museo de Prehistoria de Valencia, al alcance del público, que uno tras otro y a su paso hicieron brillo de sus genitales; alguien pensaría que ese hecho dotaría mayor potencia sexual. Hubo que instalar una mampara de metacrilato, que de no ser así ahora sería un dios griego sin atributos.

Texto de Amparo Zalve Polo

1 comentario:

  1. Es una pieza fascinante y de un valor intachable gracias por haverla recontruido es Preciosa .

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