lunes, 15 de febrero de 2021

TRAS LA VALENCIA ROMANA VINIERON LOS GODOS

 

La Valencia visigoda - Reconstrucción infográfica

Se habla mucho de la Valencia romana, y con razón, porque las huellas que han quedado son superiores a las pocas que nos quedan de la época visigoda; bien pudiera ser que la construcción romana era más poderosa arquitectónicamente.

Nos llegaron los visigodos con la caída del Imperio Romano de occidente por el año 476, aunque este largo reinado tuvo un corte de unos cuantos años al llegar el Imperio Bizantino, hasta que volvió a ser recuperada por el rey Leovigildo, total fueron veinticuatro años, de los que mucho no se sabe.

El catolicismo estaba a punto de hacer aparición cuando el rey  desterró a Valencia a uno de sus hijos, Hermenegildo, al revelarse contra él; al contrariar su doctrina, este quiso convertirse al catolicismo y fusionar a los visigodos y a los hispanorromanos, así le salió de caro. Pero a la muerte del rey, otro hijo, el sucesor Recaredo, también contrario a la doctrina de su padre y en nombre de todos los visigodos declaró el catolicismo. Me viene a la memoria la lista de los reyes godos que teníamos que aprender en el colegio, aunque fuera a medias.

Si comienzo diciendo que en esta dominación los obispos eran los únicos representantes de la ciudad ante el rey, entenderemos la configuración de la ciudad.

Recinto episcopal y basílica visigoda

La mayoría de las edificaciones eran las destinadas al culto cristiano, sin hacerles sombra las otras para uso militar. El trazado urbano de la época romana del último imperio prácticamente quedó intacto. La ciudad romana les sirvió para establecerse, ya tenían el camino hecho. Pero así como sus anteriores eran refinados, depurados y pulcros, estos eran bárbaros y groseros, todo lo contrario al buen gusto. Aún así la zona entre el norte del foro romano y el río, no la quisieron ocupar, seguramente por razones de salubridad.

Empezaron por dejar de pisar las losas romanas porque se cubrieron con una capa gruesa de piedras y mortero. Las calles se estrecharon por invasión del espacio, casualmente a semejanza de los posteriores zocos de las ciudades musulmanas.

El inmenso circo romano en el siglo V ya dejó su uso original y sirvió durante muchos años como muralla para la ciudad, donde en el espacio interior se construyeron casas de poco valor, podría ser como pequeños almacenes de munición durante la invasión bizantina.

Siguiendo con las casas comunes, donde mayor número de viviendas fue al oeste del circo romano, pero siguieron aprovechándose de las anteriores, aunque les restaron espacio y por supuesto nada que ver con el gusto y la higiene de la que gozaban. Cada casa la dividían en más habitáculos y cada vez eran más pequeñas, olvidándose de las suntuosas mansiones que eran en la época romana, y destinaban un patio central para tertulias y convivencia entre vecinos, donde además habían una grandes fosas profundas y descubiertas donde echaban todo tipo de basuras e inmundicias.

El contraste era grande con los edificios episcopales que rodeaban los alrededores de lo que es la plaza de la Almoina.

Llegamos ahora al gran recinto episcopal, que era la zona más importante de la ciudad, como si fuera un gran barrio, que en él se concentraba el poder religioso, el político, el judicial y el económico.

Cripta de San Vicente

Una gran basílica ocupaba la zona central de la plaza y parte de la actual Catedral. Con un ábside de quince metros de diámetro con dos capillas a ambos lados. Una de las capillas y el ábside estaba en lo que hoy se conoce como la Cárcel de San Vicente. Era una capilla funeraria en forma de cruz con una tumba en el centro. La otra capilla de mayor dimensión, daba a la plaza y en su mayor parte está soterrada bajo uno de los edificios que ahora la pueblan. Esta última bien pudiera tratarse también como tipo funerario o pudiera ser que se instalara allí el baptisterio. 

Excavaciones la Almoina - Archivo Siam

Un cementerio visigodo con poco más de una veintena de tumbas, al más puro estilo romano, ánforas para los niños y cajas de tejas para los adultos. Un dato interesante a saber es que la construcción de esta Basílica obligó a reordenar el trazado rectilíneo del antiguo cardo romano. Más tarde, ya en el siglo VI, ocupando casi todo el solar de la Almunia, surgió otro cementerio. Ya era diferente al anterior, como de más rango, con sepulturas más lujosas y grandes, de varias capas en cada una en las que cabían hasta diez personas, pudiendo ser fácilmente panteones familiares.

Al paso del tiempo la ciudad se fue llenando de otros pobladores, de los que con la mayor parte que eran visigodos, habían suevos, judíos y una gran cantidad de hispanorromanos. Más tarde la conquista musulmana.

Texto de Amparo Zalve Polo

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