El rey, agradecido, dio su asentimiento para restaurar el Derecho Civil valenciano que había sido abolido; sin embargo no hubo respuesta por parte de los mandatarios valencianos que pusieron muy poco interés en la propuesta, al considerar más avanzados los nuevos códigos imperantes.
Sí que se engalanó la ciudad para su recibimiento, y en especial el Palacio del Real, que ya había sido acicalado en 1714 para su visita.
En esta ocasión se llevaron a cabo nuevas mejoras en su interior para su mejor estancia.
Una novedad muy importante fue un cambio en la esfera del reloj de la torre que hasta aquel momento se dirigía hacia la huerta, con la colocación de una segunda esfera que era observada desde el Llano del Real y de la ciudad, con la instalación de campanas para anunciar las horas.
El Palacio del Real mostraba el nuevo aspecto de la torre piramidal guarnecida con planchas de plomo para resistir los fuertes efectos del sol valenciano.
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