Un traje que ha causado cierta controversia puesto que existen dos formas diferentes de enfocarlo.
Digamos que existe y ha existido por una parte el traje histórico, el
regional, y otro, el que nunca ha sido usado como forma cotidiana, llamado
“traje de labradora” y que terminó llamándose “traje de fallera”.
Como siempre, echaremos mano de los grabados, ellos nos dan una
magnífica interpretación de los usos y costumbres que hasta la aparición de la
fotografía nos lo hicieron descubrir.
Según estos grabados, ya se deja entrever en el siglo XVI que en esta
zona de España, por su condición climatológica, por los materiales que se
producían, sobre todo el cáñamo y la seda, los tejidos habituales al igual que
la forma de vestir de la mujer valenciana era definida.
El hecho de que en el siglo XVIII fue época de máximo esplendor en
cuanto a gremios y a la industria de la seda, la vestimenta tuvo un gran auge.
Volvemos a remitirnos a los grabados, esta vez a los del siglo
XVIII. Iremos al inicio.
La mujer valenciana vestía de faldón o guardapiés de único color, sin
muestreado, terminado al llegar a los tobillos con un farfalar o volante.
Delantal negro. Jubón con mangas, en aquel momento de lino y con encajes.
Pañuelo al cuello y mantilla blanca y pesada, posiblemente de lana.
En el cuello lucían cinta negra con cruz, al que solían añadir también
un rosario con algún relicario.
Entramos ya en tiempo avanzado del XVIII. Cuerpo o corpiño se vuelve muy ajustado, tanto que se le añaden ramas de olivo o esparto. Las mangas se hacen estrechas y a codo. Un pañuelo a escote ocultando el pecho.
Un delantal apenas cubría la parte delantera de la falda y esta dejaba asomar los tobillos.
El peinado se acompaña con un moño trasero y peineta. El peinado se acompaña con un moño trasero y peineta.
Ya más adelante y a final de siglo, las ondas a los lados y sobre las orejas. Los pendientes con forma de pequeños espejos de color verde o blanco.
Llegamos ahora al siglo XIX, y en 1895 se nombra a la primera Reina de
los Juegos Florales. Había que pensar en una indumentaria para el evento, y qué
mejor que una modificación de gala del traje regional de la mujer valenciana.
Las mangas del jubón dejan de ser de lino y ahora serían de seda, formando
parte del mismo corpiño que antes llevaban envarado, y ahora ya no. la falda
pasa a ser del mismo tejido que el cuerpo, formando un conjunto. Los pendientes,
un racimo de perlas. El cabello con ralla en medio y tres moños con peinetas.
A partir de ese momento, el traje de valenciana ha ido evolucionando
según las modas.
Aclarar por tanto que “el traje de fallera” corresponde a la festividad de las fallas. Indistintamente que en época de fallas se use de igual modo el traje regional de la mujer valenciana, el del siglo XVIII.
Texto de Amparo Zalve Polo
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