martes, 15 de septiembre de 2020

¿POR QUÉ CALLE DE LA REINA?



Lucíanse las fachadas de mosaicos de bonitos colores al dejar entreverse los primeros rayos de sol; viviendas al lado del mar en las que los pescadores habían cedido algunas de las pocas barracas que quedaban, unas por descuido, otras por modernidad, para que los terrenos edificables dejaran nombres en sus calles.

Corría el año 1839 cuando los pobladores de la zona habían adquirido un cierto nivel y no solo era ya de los pescadores y sus familias, sino que se establecieron pequeños empresarios, transportistas y patrones de barca buscando una distinción para sus casas.

Un año más tarde el Ayuntamiento de Pueblo Nuevo del Mar, junto con la Bailía General del Real Patrimonio emprende un nuevo plan de urbanización. Había que darle un comienzo a lo que también se convertiría en lugar de veraneo que solo distaba cuatro kilómetros del centro de la ciudad.

Biblioteca Valenciana

La primera calle como tal fue la Calle de la Reina, la que actuaría como eje principal del moderno urbanismo del Cabañal.

No fue difícil acordar que las casas que daban al mar fueran “casas bajas al piso de tierra”, sin poder levantar otro piso en el interior, y que la fachada principal que miraba a la calle tampoco. Sin embargo, las manzanas que daban al interior, serían “casas a piso de  tierra con habitación alta”.

“También es condición que todos los edificios de casas de la mencionada calle han de tener un andén comprensivo de todo lo ancho de su fachada principal , y lo mismo las de las espaldas, de doce palmos valencianos de ancho, unidos unos con otros entre ambas casas, sin que suban o bajen unas más que otras, debiendo todas estar perfectamente alineadas; a las que se les marcará la altura y nivel que deberán tener respecto a la superficie de la calle, cuya construcción será formando una pared del espesor o grueso de un ladrillo, que podrá ser también de mampostería ordinaria, su coronación en cualquier clase de losas de sillería y su terraplén de piedra y graba buena de río".

Dio respuesta al deseo de la burguesía valenciana del periodo Isabelino de poseer una residencia de recreo estival y así facilitar el poder tomar los apreciados baños de mar.


Cuando era calle de la Libertad

También habría que pensar en algo que les causara distracción en las largas tardes de estío y las frías de invierno. Un bonito teatro. Eso es lo que hacía falta.

Y se hizo. El Teatro de las Delicias. Pero un desafortunado incendio se lo llevó en 1864. Aún quedó de él para poder reconstruirlo, aunque cambió de nombre pasando a llamarse Teatro de la Marina en la I República.

Xilografía Casa Dombón

Una casa que tuvo su historia fue la de Bernabé Dombón y Olivar. Ingenioso inventor madrileño que estableció su taller en 1859 en uno de los solares reparcelados. Se hacía conocer por el Constructor de máquinas de Su Majestad.  Empeño puso para confeccionar una máquina voladora y para cuya presentación tuvo deseo de invitar a Isabel II, hecho que derivó, no sé si como leyenda o realidad en el nombre de la casa: “La Casa de la Reina”. La máquina fracasó estrellándose en la playa de la Malvarrosa, y por supuesto la reina nunca acudió.

Así han pasado los años y todavía se aprecia en sus edificios residencias de alto valor arquitectónico, fachadas de azulejos con temas inéditos e influencias modernistas.

Texto de Amparo Zalve Polo

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