jueves, 25 de junio de 2020

PINTAR Y AMARTE, ESO ES TODO. -¿TE PARECE POCO?

Una verdadera historia de amor la del pintor Joaquín Sorolla y su esposa Clotilde, que no superan las novelas románticas. La Clotilde de Sorolla lee, duerme, pasea por la playa, se desnuda, posa, se pasea por el jardín, en la cama al tener su segundo hijo, se muestra en un ambiente social en la Granja de San Ildefonso, en Biarritz y en la Malvarrosa.

Son niños los dos y ya se conocen. Él tiene un amigo, Juan Antonio, que es hijo del fotógrafo Antonio García, afamado en la época valenciana. Hermano mayor de Clotilde y compañero en la Escuela de Bellas Artes de Valencia. Tal fue la amistad que pronto se pondría a trabajar en el estudio del fotógrafo, coloreando las fotografías. Esa relación entre los dos aumentaba cada vez más, las continuas visitas a su casa y la relación con su padre y hermano.


1884 - Perfil de Clotilde

Pasaron una temporada separados cuando Sorolla marchó a Roma desde 1885 hasta 1887. Hay que tener en cuenta que los viajes eran más espaciados en ese momento y la frecuencia en que podían verse era menor, pero las cartas sirvieron para mantener el amor, que cada vez era más creciente; tanto fue así que en 1888 regresa a Valencia para casarse con ella. El 8 de septiembre se celebra la ceremonia en la Parroquia de San Martín.


1890 - Clotilde en el estudio

La mujer que sin ser excesivamente bella, dotada de natural elegancia e inteligencia, se convierte en musa, modelo, esposa amiga, confidente y amante del ya afamado pintor.

En cierta ocasión hizo una reflexión haciendo alarde de su inseguridad frente a un hombre de tales características que lo hacían un genio: 

“Quisiera meterme en un rinconcito y allí hacerme pequeñita”, aunque ella misma sabía que lo era todo para él.

Su amor dió fruto a tres hijos, y además de ser la esposa perfecta, igualmente, demostró serlo también como madre.


1900 - Clotilde con sus hijos

Era para Sorolla la mujer que siempre había deseado tener. Se ocupaba de los hijos, de aconsejarle, de preparar las listas de las exposiciones en el extranjero que él tenía que presentar, todo lo que a él le permitiera desarrollar su obra. Cariñosamente a veces le llamaba “Ministro de Hacienda”, ya que llevaba también las cuentas de la casa. Era tal adoración por ella que no necesitaba de otras modelos para sus cuadros, puesto que ella lo era todo para él. Los pocos desnudos que hizo el pintor fueron de Clotilde.

Los viajes de Sorolla por el extranjero hacían que se echaran mucho de menos, y más de dos mil cartas fueron escritas por ambos a lo largo de su historia de amor. Hay que decir que la inseguridad de Clotilde continuó hasta la muerte del pintor, esa inseguridad de sentirse como una hormiga frente a un elefante, de hecho había veces que en las cartas firmaba como "tu fea".


1904 - Clotide en la playa

Vamos a demostrar todo esto con fragmentos de varias cartas enviadas por Sorolla a Clotilde, cartas llenas de sinceridad, unión, pasión y verdadero amor:

-“...sudo de modo feroz, la noche pasada no pude dormir, si al menos te hubiese tenido...”

-”Querida mia, buenas noches, me voy a la cama, solito y triste, por no poderte abrazar”.

-”Qué sola está mi cama”.

Llevando ya veinte años de casados, en 1908: -“Está visto que Dios nos unió de verdad, pues no sueño más que estar contigo, y para ti”.

-”Si bien los hijos son los hijos, tú eres para mi más, mucho más que ellos. Por muchas razones que no hay para que citar, eres mi carne, mi vida y mi cerebro, llenas todo el vacío que mi vida de hombre sin afectos de padre y madre tenía antes de conocerte”.


-“La misma pintura no creo que me compensase si tu no me hicieras feliz, Dios en todo me atiende, muchos y apasionados besos”.

Aunque pasaron los años y la figura cambia, para él seguía siendo la mejor modelo:  -“En casa hasta me molesta que venga gente porque me privan de pasar la vida a tu lado en el estudio”.

En Julio de 1920 el pintor sufre de hemiplegia y ya no pudo pintar más. Ella junto a él hasta su muerte. 

Fallece en agosto de 1923 y hay una tierna fotografía de los dos, pocos meses antes de morir, seguramente la última fotografía juntos .

Texto de Amparo Zalve Polo


1 comentario:

  1. Que historia tan dulce y emotiva, la de dos seres afortunados, unidos por el amor y la inteligencia.

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