domingo, 8 de marzo de 2020

EL MUSEO TAURINO Y UNA BELLA POSTAL- II



Un edificio, el que nos ocupa, que por la cartografía debió ser construido en fecha posterior a 1880; para su nuevo uso, tuvo que ser mejorado con la construcción de una amplia escalera. 


Junto al mismo, como se observa en la postal coloreada, se aglutinan corrales, toriles, patio de caballos, salas de despiece, caballerizas, con un amplio patio para que los caballos ejerciten su puesta a punto, mientras los toros esperan la hora de salir al albero, así como las dependencias para atender las necesidades de la plaza, incluso con vivienda para los encargados. 

Un conjunto a su servicio, abrazado al coso taurino, que separaba a la plaza de una serie de naves construidas por inmigrantes ingleses dedicados a la construcción de vagones, locomotoras y material ferroviario, dada la proximidad de las vías por donde discurrían los trenes que salían de la estación de José Campo, de Valencia al Grao, situada a espaldas del antiguo Convento de San Francisco. 


La foto desde San Valero, en la que se observa el edificio en el que se incide, nos informa además de que ferrocarril y revolución industrial iban de la mano, mientras que el mundo del toro y bajo la batuta del arquitecto Sebastián Monleón había ejecutado al fin el digno coliseo que la ciudad merecía, tras muchos años de afición a la tauromaquia, concretamente desde 1612 bajo la competencia del Hospital, ejercitando el toreo desde entonces en plazas temporales situadas en diferentes zonas de la ciudad, dada la pericia de los carpinteros valencianos.

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