jueves, 20 de febrero de 2020

LAS TRANSFORMACIONES DEL CONVENTO SAN FRANCISCO HASTA SU FINAL - III PARTE


1704 - Visto desde el plano de Tosca

Habían pasado ya unos cuantos años desde la donación del solar en 1238 y llegado 1675, con el fin de adaptarse a los influjos arquitectónicos del momento, se vuelve a reformar el convento. Como siempre se empieza por la pieza fundamental, la iglesia, en la que se añaden ornamentos recargados, pues la reforma era dejar atrás el gótico y transformar a barroco. Se añadieron unas cuantas capillas más, que fueron dedicadas a Ntra. Sra. de los Angeles, a la Inmaculada Concepción o al Buen Pastor.

Hasta aquí pocos datos teníamos de su estructura. Gracias a que el Padre Tosca en 1704, recorriera palmo a  palmo la ciudad y elaborara un plano pudimos saber de sus detalles. 

Para acceder al convento desde la ya Plaza de San Francisco, se atravesaba un jardín vallado, desde el que se llegaba a una tapia de arcos cegados, con tres puertas en triángulo para su entrada. La iglesia quedaba en un lateral. Se observa también dos grandes claustros. La zona a la que se le llamaba de “Obra Nueva” para las dependencias de los monjes que estaba detrás del Aula Capitular y a la izquierda del primer claustro. Detrás del convento se pueden ver los huertos y el cementerio. Todo el conjunto cercado con una tapia.

El final:

En 1805 la larga valla fue derribada y a su vez los árboles del huerto. Este fue el primer golpe, el de la reforma urbanística: la ampliación de la plaza san Francisco. Pasaron dieciocho años más  y vino ya el segundo y definitivo golpe para el convento, el de la necesidad militar, gran parte fue requisado para convertirlo en Cuartel de Caballería. 

Les quedó a los monjes una zona muy reducida y recurrieron a Fernando VII en 1827, consiguiendo con ello que las tropas se fueran de alli, recuperando su totalidad.


Grabado con su aspecto de 1840

El convento ya estaba en una grave situación de deterioro por entonces, para que sufriera su estocazo final. Durante el periodo de la desamortización de Mendizabal, en 1835, fue expropiado en su totalidad y los monjes lo abandonaron definitivamente.


La gran nevada de 1885

La llegada de los militares y su Cuartel de Infantería  tuvo ciertas reformas pero seguía siendo ruinoso y en 1891 se procedió a su demolición, convirtiéndose en un gran solar.

Lo que fue un enorme convento se convirtió en una gran plaza pública, con un enorme jardín, y donde se hicieron teatros, cines al aire libre, feria de navidad y continuas reformas hasta nuestros dias.

Lo peor: que no nos ha dejado apenas documentación gráfica.

Texto de Amparo Zalve Polo

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