martes, 17 de diciembre de 2019

LA DESLUMBRANTE SAN NICOLÁS


Un estrecho pasadizo a mitad de la calle Caballeros de Valencia es la entrada habitual a la iglesia de San Nicolás, una de las más antiguas de la ciudad, de las doce de reconquista erigidas a partir del año 1242. 


Es impactante mirar al suelo a la entrada e ir subiendo poco a poco la visión hasta la bóveda para quedar extasiado ante la maravilla pictórica que en el siglo XVII realizó el pintor valenciano Dionisio Vidal, ayudado con diseños y consejos de Ángel Palomino, quien estaba pintando las bóvedas de la Basílica de la Virgen de los Desamparados y la de los Santos Juanes, estando éstos en fase de restauración o reconstrucción, según tramos, del que fue el mayor fresco del mundo, pero víctima de la guerra española 1936-1939. Afortunadamente San Nicolás tuvo más suerte, ya que los altares fueron destruidos, la iglesia transformada en garaje, pero las pinturas no sufrieron deterioros de importancia y ahora tras su limpieza podemos deleitarnos con su contemplación.

Así lucen los frescos.- visitvalencia.com

Impacto visual de 1.904 metros cuadrados de bóveda, nervaduras y columnas totalmente cubiertas de pinturas. De la austeridad gótica cisterciense al abigarramiento decorativo barroco. Rara, pero magnífica simbiosis. Y además fiel a la Contrarreforma, para impregnar a los fieles de Historia Sagrada con imágenes en una época donde era muy bajo el porcentaje de quienes sabían leer y escribir.

En el lado sur, el de la Epístola, consecutivamente, las predicaciones, milagros y muerte de San Nicolás de Bari (Patana 270 – Mira 343), y en el norte, el del Evangelio, las de San Pedro Mártir (Verona 1205 – Barlassina 1252) , confluyendo ambos en el cielo, en la bóveda del altar mayor, rodeados por los doctores de la iglesia.

En el retablo del Altar Mayor las imágenes de los mencionados santos, cotitulares de la parroquia, aunque popularmente San Nicolás, la Glorificación de la Virgen y el Niño de Jacinto de Espinosa, y a los lados los retablos de La Trinidad y San Miguel con obras, principalmente, de Juan de Juanes.   

Fresco cúpula del altar mayor.- Archivo San Nicolás.

Iglesia de una nave con techumbre de madera sustituida en el siglo XV por bóveda gótica, y con decoración barroca añadida dos siglos después por Juan Bautista Pérez Castiel, sin tapar las nervaduras góticas, que Dionisio Vidal cubrió con frescos sobre la vida, virtudes y obras de los patronos cotitulares. Sus contrafuertes albergan 10 huecos, cuatro en cada lado con altares, y dos para la entrada de fieles y visitantes por las puertas norte, en la mencionada calle Caballeros, y sur, en la plaza San Nicolás, ésta neogótica junto con el paramento alzado en el siglo XIX.  Sin embargo, está fuera de uso la puerta gótica primitiva, con rosetón en la parte superior y junto al campanario, en cuya base hay un retablo de azulejos recordando que allí hubo un cementerio antes de la ampliación oeste de la nave en el siglo XV.

Última Cena de Juan de Juanes.- Archivo San Nicolás.

En la quinta capilla de la derecha está el sepulcro del Beato Gaspar Bono (1530-1606), bautizado en esa parroquia y a quien dedican fiestas muy peculiares en la cercana calle Cañete, en el Barrio del Carmen, en pleno centro histórico del cap i casal.

Santa Claus es San Nicolás de Bari, como también lo es Papá Noel, cuya indumentaria actual es de 1931 promovida por una conocida empresa internacional de refrescos, y ambos “dejan regalos” a los niños de muchos países. Según una de las leyendas, en su juventud San Nicolás favoreció, mediante dádivas anónimas, a un padre en la miseria para que sus tres hijas no tuvieran que prostituirse.

La limpieza de los frescos, incluso utilizando biotecnología, realizada bajo la dirección de la catedrática e investigadora Pilar Roig Picaso, y adecuaciones arquitectónicas dirigidas por el arquitecto Carlos Campos, tuvieron un coste de 4,7 millones de euros que asumió como mecenazgo la Fundación Privada Hortensia Herrero. Trabajos en los que colaboró Gianluigi Colalucci, restaurador de los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina.

Por sus oscuras pinturas, tras tres siglos de suciedad y humos ciriales, la iglesia de San Nicolás sólo era importante a nivel de creyentes, pero después de su limpieza y adecuación ha sido integrada en la ruta de las maravillas pictóricas de València, llegando al medio millón de visitantes este año en el acumulado desde el 2016.

Hay imágenes barrocas en las capillas laterales realizadas por famosos imagineros y en la recoleta Sala Capitular, obras de arte, principalmente pictóricas, con destacado protagonismo de la Última Cena del pintor valenciano Juan de Juanes.

Adosada parcialmente a la fachada principal terminaron en 1760 la Capilla de la Comunión cuya decoración barroca fue restaurada en el año 2013.

(Estudio Sanchis 1901) año 2016

Visitas diarias, guiadas o por libre, mediante pago, excepto a las horas de culto en las que se puede entrar gratis pero sin poder filmar ni fotografiar, como también los lunes, día de peregrinación, sin hablar tanto a la ida como en el retorno a sus domicilios para quienes quieren pedir a San Judas Tadeo, el patrón de los imposibles, sobre salud y trabajo.

Una iglesia peculiar (Las Provincias 23-12-2018), ya que cuando Alfonso de Borja fue nombrado pontífice como Calixto III no renunció a ser rector y creó un capítulo de beneficiarios a los que instauró la figura del vice-rector, hombre de confianza para gestionar el enclave.

San Nicolás, Monumento Histórico Artístico Nacional desde 1981, tuvo que esperar hasta el 2011 para cinco años de limpieza y reparaciones.

Texto y foto actual de Esteban Gonzalo Rogel                              

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