viernes, 29 de noviembre de 2019

OBRAS EN AMALIO GIMENO, EL TRANVÍA PEDIA PASO

La nueva avenida de Amalio Gimeno, previa a su urbanización, donde vemos a la izquierda el Gran Teatro tras la valla del Luis Vives que está en primer lugar; el ayuntamiento al fondo cuando el inicio de la segunda fase, y a la derecha las obras de unos edificios que serían inaugurados a partir de 1929. Una foto tomada probablemente en el invierno de 1924/25 con la arboleda de la plaza Castelar al fondo.

Con el traslado de la vieja estación del Norte a su destino de la calle Játiva, nacía la oportunidad para la creación de una ancha avenida abierta a la plaza Castelar por donde habían discurrido los ferrocarriles de vapor. Pero no por ello las vías de hierro iban abandonar la zona.

Con el comienzo de 1926 el Ayuntamiento era consciente del exceso circulatorio en el tramo comprendido entre Eduardo Ferrer de la calle las Barcas y la calle Colón, con su paso a través de la calle Pi y Margall, muy estrecha para el doble eje tranviario, y a su vez repleta de cafeterías, comercios y teatros que obligaban a la detención de los vehículos. Calle ésta que el ayuntamiento quería aliviar de tanto tráfico, cuya solución bastaba en desviar los tranvias por la avenida de Amalio Gimeno. Y se puso a ello, pese a ciertas dificultades que ya venían de unos meses atrás.

Presionado por la propia acción de la CTFV, llegaba el momento de buscar el pavimento adecuado para la nueva avenida, y no sería hasta comienzo del mes de abril cuando el alcalde sr. Oliag anunció que ya estaba dispuesto para su colocación y que se iba a proceder a la urbanización de manera inmediata, debido principalmente por la urgencia al paso del tranvía, en un trabajo que por esta razón, su ejecución se llevó a cabo cuando ni siquiera se había firmado la contrata de la obra.

El interés por este desvío por parte de la CTFV era manifiesto, toda vez que había iniciado por su cuenta la obra el año anterior, en el mes de mayo de 1925.

La solución se ejecutó a ritmo muy rápido y en la mañana del día 27 de abril de 1926 los tranvías iniciaban su paso por la avenida Amalio Gimeno mediante la línea 8, que desde el Puente del Mar enfilaba la GV Marqués del Turia, Germanías, Doctor Moliner y Gibraltar, para llegar a la avenida Amalio Gimeno, y por Sangre y San Vicente llegar a la plaza de la Reina, con giro por la calle de la Paz para retornar a la Glorieta, y por Navarro Reverter terminar el circuito en el Puente del Mar. Un trayecto cuyo coste era de 15 céntimos con un servicio desde las 7 de la mañana hasta las 23 horas, mientras que era de 10 céntimos cuando su uso era de menor recorrido.

Un nuevo trayecto en beneficio de la calle Pi y Margall que debería haber comenzado a prestarse meses antes, pero que circunstancias ajenas a la dirección de la Compañía lo impidieron. 

El acto inaugural se llevó a cabo la tarde anterior con la asistencia de invitados y prensa en su recorrido, a cuyo final fue celebrado en el León de Oro en un obsequio de D. Leopoldo Ramírez, director de la Compañía tranviaria.

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