Archivo Municipal
1444 - En este años causó una gran alarma en la sociedad valenciana la noticia de los vergonzosos hechos protagonizados por los monjes del viejo monasterio de la Trinidad, anexo al Hospital de Sant Guillem.
Sabedora la reina Doña María de aquello, verificó la desvergüenza y denunció al Papa Eugenio IV la mala conducta de dos de sus religiosos, que con anterioridad había pertenecido a la Orden de Predicadores. Tanto Bernardo Urian, ministro del convento, como el monje Andrés Maliras, habían convertido con sus escándalos al viejo monasterio en un lupanar.
El Papado ordenó al Arzobispo la expulsión de los monjes trinitarios culpables, y en su ausencia, el canónigo de Valencia Bartolomé Pascasio, decretó que fuera ocupado por una comunidad de religiosas de la Orden
de San Francisco de la regular observancia.
Al siguiente año, el 9 de junio, se puso la primera piedra
del nuevo convento, mientras que su parte vieja servía para albergar a la comunidad de monjas clarisas, a la espera de pasar al nuevo convento cuya construcción despertaba a los valencianos gran interés arquitectónico. La portada y también el claustro iban a ser de gran belleza en el arrabal, donde el pueblo valenciano modificaba el nombre del "pont dels
catalans" enfrente, con el de la Trinidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario