viernes, 7 de junio de 2019

DE INDUSTRIA DE BARNICES A AUTOLAVADO DE COCHES

Tranvía de Manises por delante de la Industria Levantina de Barnices.- 1940.- Finezas.- Archivo Biblioteca Valenciana.

En 1940 el famoso fotógrafo valenciano Finezas captó la imagen de un viejo tranvía eléctrico, proveniente de Manises y hacia su final de trayecto en las Torres de Quart, cuando pasaba por delante de la Industria Levantina de Barnices, en los números 21 y 23 de la entonces calle Cuarte Extramuros, posterior Castañ Tobeñas nº 23, y actual Democracia. Industria ubicada en una nave cuya cubierta fue proyectada en 1933 por el arquitecto Joaquín Rieta Sister.

Años después trasladaron la industria a otro emplazamiento, y tras un tiempo sin utilización, aprovecharon el local para montar en ca 1974 Autolavado Luvisa, con servicios de engrase y cambios de aceite en los vehículos, que está considerado como uno de los negocios de esas características más antiguos de la Comunidad Valenciana.

En esa calle había doble vía por las que circulaban los tranvías de las líneas suburbanas a Manises y Torrent y la urbana del nº 7 Ruzafa-Mislata, prolongación desde 1939 de la antigua Ruzafa-Matadero. Fueron sustituidas por autobuses, las dos primeras el 20 de agosto de 1961 y el 7 de julio de 1963, respectivamente, mientras que el disco 7 lo fue a partir del 1 de julio de 1964.

El coche motor nº 38 que aparece en la foto de 1940, pertenece a la serie 1-45, los primeros eléctricos de Valencia, que en el año 1900 sustituyeron a la tracción animal de las líneas de tranvías de Valencia a Catarroja y de Valencia a Torrent, a la de Masamagrell que utilizaba tracción animal y de vapor, y al Ravachol, que funcionaba con pequeñas locomotoras de vapor entre la plaza de Tetuán, el Grao y el Cabanyal.

Autolavado Luvisa.- 18-01-2019.- Esteban Gonzalo

Quitaron las vías, fue elevada la calzada, hubo retranqueos en la alineaciones, y de una zona con algunas industrias, y almacenes y corrales para estabulación de reses para el cercano matadero, pasó en la década de los años sesenta y siguientes del siglo pasado a ser masivamente ocupada por edificios en derredor del antiguo barrio Olivereta, donde aún quedan viviendas de pocas plantas, siendo las naves del lavadero y la deshabitada casa de su lado este, donde estuvo el comercio de lanas y sedas de Francisco Lecea, supervivientes hasta que decidan sustituirlas por nuevos edificios.

Texto de Esteban Gonzalo Rogel

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