Foto Paco Moreno.
Interior delantero del coche 407 recuperado para el futuro museo. Se ve el interruptor magnetotérmico arriba a la izquierda.
ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES TRANVIARIAS
Todos recordamos que, en nuestras casas, antiguamente, en
cuanto se conectaban a la vez varios aparatos eléctricos de fuerte consumo se
fundían los “plomos” y nos quedábamos a oscuras, se iba la luz y a reponer los
hilitos de los fusibles. Ya hace muchos años que la cosa mejoró con los
interruptores magnetotérmicos que todos tenemos en nuestras casas, ahora la
cosa, cuando salta el interruptor por sobrecarga, consiste en desconectar algún
aparato, para bajar el consumo eléctrico y darle a un botoncito que rearma el
chisme y ya volvemos a tener luz.
Con los tranvías eléctricos la cosa era más o menos igual
que en casa, si algún conductor arrancaba muy rápidamente, sobre todo si iba
muy cargado o cuesta arriba, hacía subir el consumo, y era posible que se
disparase por sobrecarga un interruptor magnetotérmico que todos los tranvías
de Valencia llevaban junto al techo, en la parte superior izquierda de la zona
de trabajo del conductor. Era una especie de caja negra y por su parte inferior
asomaba un pequeño mango, que era la palanca de reposicionamiento del
interruptor. En los coches con dos puestos de mando (la mayoría de coches tipo
100 y 200) solamente había un interruptor en una de las plataformas, podía ser
junto al conductor o en la parte trasera de la marcha donde saltase.
Ese disparo era eso, un sonido de un fuerte disparo que iba
acompañado de un fogonazo de luz azulada. Algunos viajeros se asustaban. Pero
la cosa era de fácil apaño, el conductor le daba un toque al mango y volvía la
energía al tranvía y a arrancar con más suavidad.
Si se disparaba en la plataforma trasera esperar a que el
cobrador o algún pasajero conocedor del tema reposicionara el mango y a seguir
rodando. Creo recordar que la reposición del interruptor era moviendo el mango
de izquierda a derecha.
Un tema algo relacionado con este era la casual sobrecarga
de la red de suministro a los tranvías que se originaba cuando por causas
ajenas saltaba toda la red, y los encargados de volver a dar suministro
eléctrico se encontraban con que la mayoría de coches en marcha tenían el
control en posición de trabajo, con lo que todos estaban pidiendo energía a la
vez, resultado nueva sobrecarga y nuevo disparo general, eso podía pasar varias
veces seguidas hasta que poco a poco iban dejando en posición de paro todas las
controlas y arrancaban suavemente retardándose lo más posible para escalonar la
demanda. La orden que tenían los conductores era en caso de fallo general
llevar la controla a punto muerto y darse un tiempo para volver a arrancar,
pero la realidad casi nunca es la teoría, de ahí que se precisaran dos o tres
intentos para que todo volviera a funcionar.
Texto de Enrique Goñi Igual
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