Pasaron a la historia las participaciones de lotería
bellamente ilustradas, principalmente para el sorteo de Navidad, que tenían a
gala vender algunas comisiones falleras, quedando, salvo error u omisión, como
ejemplar único las de tamaño pequeño y a un color donde La Ferroviaria añade la
imagen de un tren o un tranvía.
Por ello resulta llamativo que la Falla del Pilar comenzara
en 1993 a entregar a quienes, mediante pago, entraban en el recinto interior de
la falla para ver mejor las escenas y sus irónicas explicaciones escritas, una
alargada entrada de papel satinado con el boceto del monumento efímero
plantado.
Los turistas se la llevan como peculiar postal recuerdo y
son potencialmente vendibles para quienes ofertan por internet viejas
fotografías, documentos, láminas y participaciones de lotería.
Texto de Esteban Gonzalo Rogel
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