Un tramo de la muralla árabe que desde la actual calle
Transit enfilaba en curvatura hacia la plaza de las Barcas discurría a
continuación y en línea recta para
llegar hasta la otrora plaza de la Congregación, donde estaba situada la puerta de la Xerea.
De este corto recorrido apenas quedan unos restos
arqueológicos vistos nada más entrar por la puerta de la Universidad literaria
en la calle de su nombre.
Muralla árabe que tuvieron que cruzar las tropas cristianas
que acompañaban a Jaime I, cuando su Reconquista al Islam.
En agradecimiento a los catalanes que acompañaban al
Conqueridor, el monarca les cedió un
arrabal para su aposento, siendo el elegido la zona aledaña a la muralla en el
punto vecinal donde casi dos siglos después se construiría la Universidad.
Y en recuerdo de aquel establecimiento y por “providencia
del Almotacén” de 1658, la calle que nace
frente la Universidad y hasta el Parterre ocupa el nomenclátor como la de
Barcelona, que vemos en la foto tras el derribo de unas casas en su chaflán con
la de Pintor Sorolla para una nueva urbanización de la zona, allá por los años treinta.
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