Julio 1974.-Residencia de agentes en tránsito.- Esteban
Gonzalo.
Al final de la calle Bailén, esquina con la Gran Vía Ramón y
Cajal hubo entre 1972 y enero del 2004 un edificio de líneas modernas para
residencia de agentes en tránsito, para que los ferroviarios de Renfe no
tuvieran que ir buscando donde pernoctar cuando, procedentes de otros lugares
de España, habían terminado su jornada en València. Popularmente El Hotelito,
fue derribado para que pudieran construir la estación soterrada Bailén, que no
estaba prevista cuando realizaron el ramal Xàtiva-Jesús, puesto en servicio en
septiembre de 1998. La estación fue inaugurada el 3 de octubre del 2005 y el
espacio en superficie lo habilitaron para estacionamiento de vehículos.
Asimismo, fue repuesta la verja, cuya parte recayente a la
citada gran vía son las puertas que hubo en las entradas a las instalaciones de
mercancías de la desaparecida estación Valencia-Alameda, punto de partida entre
1902 y 1968 de los trenes del ex Ferrocarril Central de Aragón, hasta 1933
hasta Calatayud y desde esa fecha también directamente hasta Zaragoza.
Prolongación de la existencia de las centenarias puertas
porque estuvieron al tanto los Amigos de Ferrocarril para evitar que las
vendieran como chatarra. Son robustas piezas de forja belgas que están pidiendo
mejor mantenimiento al estar necesitadas de pintura después de que les quiten
el óxido acumulado.
Por concesión de Renfe, hasta 1991 la Falla Ferroviaria,
oficialmente Bailén-Xàtiva, tuvo su Casal en el sótano del edificio.
Sobre los terrenos de los edificios e instalaciones de la estación
Valencia-Alameda fue urbanizada la amplia avenida de Aragón, quedando como
recuerdos: las casetas de consumos en la plaza de Zaragoza, las viviendas para
empleados de Renfe en la esquina de la avenida de Aragón con la Alameda, la
base del depósito de agua en el jardín que ocupa parte de los terrenos donde
estuvieron los talleres y el depósito de locomotoras, las referidas puertas, y
la marquesina que es utilizada por Natra en sus instalaciones de Aldaya.
Texto de Esteban Gonzalo Rogel
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