1870 - Foto de J. Laurent
Se tiene constancia documental de que el 11 de marzo de 1531
el Consejo de la Ciudad autorizó a Quiteria de Mora -quien había tomado la
decisión de emparedarse junto a la torre de la Iglesia de San Andrés para
alejarse de los placeres del mundo- para
tomar un palmo y medio de la calle, espacio donde ubicar una celda limitada entre el mismo muro parroquial y una reja a cuyo través le entregaban comida las
gentes que se apiadaban de ella.
Costumbre a la que también se sumaron las parroquias de
Santa Catalina y de San Lorenzo, que acogían a las mujeres dispuestas por
voluntad propia, con el consentimiento familiar y el de su director espiritual.
Famosa fue la emparedada Angela Gonzana de Palomino, de
quien se cree vivió en ese estado durante treinta años, cuando el Patriarca
Ribera era el Arzobispo de la ciudad, vistiendo el hábito de la tercera orden
de San Francisco.
Costumbre que se mantuvo en Valencia hasta el año 1693,
cuando el arzobispo reunido en sínodo provincial prohibiera su práctica.
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