1850 - Fuente Plaza de Calatrava - Xilografía archivo Rafael Solaz
Mediaba el siglo XIX. Era el momento propicio para
introducir en la ciudad una serie de avances que iban a modificar los usos y
costumbres ciudadanos, al tiempo que el enganche hacia la modernidad se
imponía. El agua iba a ser fundamental
en forma de vapor para el ferrocarril que gracias a José Campo iba a surcar por
las vías desde el centro de la ciudad.
Y ahí estaba el legado del canónigo Mariano Liñán, que bajo
la dirección de la Sociedad Valenciana de Crédito y Fomento, cuyo prócer era el
también alcalde José Campo, en 1850, se inauguró la fuente del Negret en la
plaza de Calatrava, que suponía dotar a la ciudad del servicio de Agua Potable.
Dos años después, gracias al vapor y el hierro, la nueva
estación de ferrocarril prestaba servicio desde la plaza de San Francisco, con
José Campo al frente.
Gracias al legado testamentario del ilustre canónigo Mariano
Liñán y a la Sociedad Valenciana de Crédito y Fomento dirigida por el alcalde
José Campo, siempre en el centro de cualquier avance, Valencia disponía de agua
potable.
A la fuente del Negret, se sumaron rápidamente otras fuentes
públicas, y desde las plazas de la Mare de Deu, de la Congregación, de Sant Jordi, del Clot o Nueva o Redonda,
desde la del Mercado y de San Lorenzo, se suministraba agua potable a los
valencianos que mostraban su agradecimiento al canónigo por los 430.339 reales
que había testamentado para este fin.
Con anterioridad se había constituido la Sociedad Valenciana
para la Conducción de Aguas Potables, con el apoyo de la Sociedad Económica de
Amigos del País, y fue el ingeniero Calixto Santa Cruz quien había elaborado un
informe del costo de la instalación del servicio que alcanzaba los cinco
millones de reales, propuesta que fue aprobada por el Gobierno.
La revolución industrial daba sus primeros pasos en el cap i
casal.
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