lunes, 17 de septiembre de 2018

UN SANGRIENTO SUCESO


Archivo Municipal

En la guerra contra el francés un sangriento suceso tuvo lugar en Valencia cuando en número aproximado a los trescientos cincuenta eran los franceses que residian en la ciudad dedicados al comercio y a la industria desde hacía muchos años.

Instados por Baltasar Calvo, un canónigo belicoso llegado de Madrid, y a sabiendas que como protección a los ciudadanos franceses los habían refugiado en la Ciudadela a instancias de un débil Capitán General que contaba con la complicidad del Padre Rico, un franciscano opuesto a la invasión de Napoleón, el 5 de junio de 1808 una turba de valencianos al grito de ¡muerte! penetró en el recinto defensivo donde asesinaron a gran parte de los refugiados.

En auxilio de ellos y dispuestos a calmar los ánimos para que se mantuviera el orden, acudieron frailes dominicos, franciscanos, recoletos de la Corona y mínimos de San Sebastián. Tan sólo los primeros lograron su propósito, evacuando y bajo su protección a unos ciento cuarenta franceses para encaminarlos hacia las Torres de Quart para su salvación.

No lograron su propósito y al llegar junto a la puerta de Ruzafa fueron asaltados de nuevo por la furia que había inculcado en los valencianos el canónigo de Jérica, afincado en Madrid, asesinando a los franceses.

El Padre Rico, exhortando a implantar justicia, logró la detención del canónigo Baltasar Calvo como culpable de tanta crueldad, quien fue encarcelado en el Castillo de Palma y tras su juicio, pasado un mes, de vuelta a Valencia, fue sometido a garrote junto a trescientos de sus seguidores.

Como respuesta a tan sangriento episodio, Joaquín Murat, lugarteniente del Emperador en España, ordenó al mariscal Moncey que tomara la ciudad, librándose una intensa batalla que tuvo su mayor intensidad frente a las Torres de Cuart. La Puerta de San Vicente y la de Santa Lucía también sufrieron la artillería francesa, pero Valencia, en demostración de un gran coraje y valentía, supo contrarrestar la agresión. Finalmente el ejército imperial francés, con muchos soldados heridos, emprendió la retirada al amanecer del 28 de junio de aquel año.

El pintor Vicente López, con su dibujo, nos dejó el recuerdo de la batalla en su punto más relevante de las Torres de Quart.

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