En el auca que observamos aparecen cuarenta y dos de los oficios que
existían en la Valencia de mediado el siglo XVIII, aunque su número era mayor.
Oficios artísticos y artesanos que se fueron agrupando en gremios desde tiempos
antiguos, gracias a los privilegios otorgados por Jaime I. Con su dedicación lograron que el cap i casal
alcanzara una gran potencia creadora y mercantil, al igual que en el conjunto
del Reino.
Estos oficios fueron los que salvaron la economía que por la
expulsión de los moriscos se vio seriamente agravada, contribuyendo a su
recuperación, aunque lenta.
Y aunque la base productiva de Valencia era la agricultura,
su artesanía aportaba gran ayuda, destacando los velluters en el arte de la
seda.
Desaparecidos en gran parte, su recuerdo lo tenemos en el
nomenclátor urbano, bien rotulando calles o nominando barrios, con alusiones a
los pedrapiquers, velluters, roters, tapiners, assaonadors, flassaders, …
Con su protagonismo, motivaron grandemente los famosos socarrats de Jaume
Descals y otros ceramistas.
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