Foto de Esteban Gonzalo - 2017
El 19 de enero de 1972 el Ministro de Obras Públicas,
Gonzalo Fernández de la Mora, acompañado del Doctor López Rosat, Alcalde de
Valencia, y otras personalidades, inauguraron las recién terminadas obras de
desdoblamiento y pavimentación del acceso de la carretera N-III procedente de
Madrid, antes avenida de Castilla y desde entonces del Cid. Fue una de las
obras incluidas en la primera fase de la red arterial de Valencia, aprobada el
10 de octubre de 1966, y tuvo un coste de más de 145 millones de pesetas.
Para agilizar la circulación y evitar accidentes
construyeron en 1971 seis pasarelas de hormigón, con escaleras y rampas en cada
extremo, una entre los términos municipales de Mislata y Xirivella y las
restantes en el de Valencia, éstas en parte desmontadas y en parte derruidas
entre los días 24 de enero y 7 de febrero último. Ha quedado la que está entre
los municipios citados y muy cerca del puente de la A-3 sobre el nuevo cauce
del río Turia, ya que ambos consistorios se han opuesto a su desmantelamiento
al estar ubicada en un lugar muy peligroso, con tres carriles en rampa y otros
tantos en pendiente, con el añadido de los enlaces con la V-30. Se ha salvado
la pasarela elegida por las autoridades para inaugurar las obras, ya que les
ofrecía amplias panorámicas hacia el puente y hacia la avenida de 90 metros de
amplitud.
No obstante, como una de las críticas hacia las pasarelas
que había en Valencia era el excesivo declive de sus rampas, del 25%, para su
utilización por personas con movilidad reducida, cochecitos de inválidos, de
niños y carritos de la compra, sería buena solución que alargaran las de la
superviviente para que al disminuir el declive sea más accesible para todos.
En cuanto a las de Valencia el tiempo nos dirá si ha sido
acertada o errónea la decisión de suprimir las pasarelas en lugar de alargar
las rampas, aduciendo mejor accesibilidad para los peatones y personas con poca
movilidad, así como civilizar como calle lo que estaba como autovía, ya que la
solución mediante pasos bajo la calzada no son convenientes por razones de
seguridad ciudadana.
Esta avenida y las de Aragón y Ausias March, eran rutas de
paso por Valencia de todo tipo de vehículos antes de existir variantes que les
quitaran ese cometido. Por ello las adaptaron para acelerar la circulación.
La avenida del Cid comenzó con 20.000 circulaciones diarias
y previsión de alcanzar en poco tiempo los 35.000, pero llegó a los 70.000 y
actualmente son más de noventa mil, a pesar del bypass y la V-30, al no existir
un eficaz y coordinado sistema de transportes en núcleos urbanos,
urbanizaciones y polígonos industriales del área metropolitana de Valencia y
municipios de las comarcas de la Hoya de Buñol y Requena-Utiel, que obliga a la
utilización del vehículo privado.
Texto de Esteban Gonzalo Rogel
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