1907 - El ascenso en globo era una práctica que se realizaba con
cierta frecuencia para provocar la expectación al público
asistente a cualquier acto, bien fuera festivo o con carácter de feria. Y con
mayor relevancia ante un acto inaugural, tal y como sucedió con la Exposición
Regional de 1909. Para pilotar un globo era necesario tener el titulo que lo
acreditara. Se obtenía con el “bautizo en primera ascensión” bajo la
batuta de un club acreditado.
El caso que nos ocupa tuvo lugar en mayo de 1907 con el ascenso en el globo Alfonso XIII de don Antonio Enríquez, acompañado con el distinguido clubman don
Alfonso Herrera y una bella señorita, como madrina, para certificar el título de piloto, cualificación
indispensable para participar en el certamen de la próxima Feria de Julio, como era su intencion.
La compañía del Gas Lebón ofrecio sus servicios desde sus instalaciones del
Camino Hondo del Grao, donde a las 7 de la mañana se presentaron
los aeronautas. Por medio de una tubería de caucho de 120 metros iniciaron la
operación de hinchar el globo conectada al gasómetro más
cercano; tarea a cargo de los operarios y ante una gran concurrencia invitada al
acto, con la presencia del alcalde Sr. Maestre, concejales y diputados
provinciales. Los alrededores concentraron al gentío que también quería ver
subir al globo, lo que hizo necesaria la intervención de la guardia civil y policía
municipal para ordenar y guardar el orden público en la zona.
Curiosamente, bautizado el globo por el Real Club de Madrid
con el nombre de Alfonso XIII, el que figuraba en el letrero al efecto era el de Duque de Alburquerque, su primitiva designación, que aún no había sido quitada
del globo, lo que causó extrañeza a los invitados.
El globo de seda y de color amarillo tomó un aspecto
majestuoso cuando recibió los 1600 metros cúbicos de gas necesarios para su
ascenso, dispuesto con una cesta de mimbre, e impermeable por dentro, que iba a portar un
estetoscopio para medir la altura, un barómetro, una brújula y un termómetro, además de varias viandas
para almorzar, todo ello a disposición de los excursionistas que momentos antes
de la elevación fueron revisados por el Dr. Sanchis Bergón, quien los encontró en
perfecto estado.
A las 9:10, tras penetrar en la cesta el señor Herrera seguido de la señorita y el señor Enriquez, el globo inicio su ascenso en medio
de una nutrida salva de aplausos, mientras los tripulantes saludaban desde lo
alto con sus pañuelos, tomando dirección SO para ocultarse entre las nubes diez minutos después, y, a su vuelta, ser visto otra vez con gran distracción para el público
que los había despedido.
El viaje no fue muy largo. El Alfonso XIII tomó tierra a las 11:15 minutos, apenas dos horas después, en la partida del Realengo a 3 km de Picasent, para dirigirse después al pueblo donde
fueron atendidos por las autoridades, con su regreso a Valencia en la misma
tarde.
La experiencia fue un éxito y como quiera que el Alfonso XIII no sufrió desperfecto alguno, se anunció una segunda ascensión para el domingo
próximo a las 16:30 y en la misma fábrica de gas.
Don Antonio Enriquez había acreditado su titulación como
piloto aeronáutico.
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