Grabado de Fortea de 1738
El 5 de mayo de 1719 el rey Felipe V visitó la ciudad de
Valencia y entre sus planes estaba el de conceder una licencia para restaurar
el Derecho Civil valenciano, que no se llevó a efecto toda vez que las
autoridades del “cap í casal” de entonces pusieron muy poco interés en su logro,
al considerar el mismo más propio del medioevo.
En homenaje al monarca una vez anunciada su visita, el intendente Rodrigo Caballero y a su vez para embellecer aún más la Alameda, dio
instrucciones para erigir un monumento
al Rey mediante la construcción de dos elevadas columnas situadas en el Paseo con los bustos de Felipe V y de
su esposa la reina Luisa de Saboya, situados en lo alto de cada una de ellas.
Esto era en su inicio, y a su final se colocó una tercera columna que lo cerraba, en esta ocasión con el busto del príncipe heredero Luis, también labrado por
el escultor Leonardo Julio Capuz. Se completó la reforma con la apertura de dos espacios o calles a los lados de casi 1000 varas de longitud y 20 de anchura para posibilitar el paseo a tartanas y carrozas que acudían para el disfrute de tan bello lugar, donde los
arboles ya se mostraban más frondosos.
El parcial del grabado de Fortea nos informa del aspecto que
presentaba la Alameda.
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